Otras maratones serán más bonitas (puede), más rápidas
(puede), más numerosas (puede), o incluso más espectaculares (puede), pero lo
que es seguro es que no están mejor organizadas que la Maratón de Tokio. Sobre
todo si tenemos en cuenta que corren del orden de 36000 maratonianos y unos 500
un diez mil (los de 10k es apenas simbólico (*).
Desde que te inscribes meses
antes, pasando por la mastodóntica feria del corredor y hasta que sales de la
zona de llegada, es un ejemplo de buena organización. Nada falla, y muy pocas
cosas se pueden reprochar, y estas, siempre, se solventan por un voluntario con
una sonrisa. Porque una de las cosas mejores de la maratón de Tokio, son sus
miles de voluntarios. Voluntarios a la salida del metro para indicarte qué
camino has de seguir (tanto para llegar a la Feria, como para llegar a tu
puerta de salida), voluntarios en la feria del corredor que te guían y ayudan,
voluntarios durante toda la carrera (¡casi un voluntario cada 100 metros en
todo el recorrido!), voluntarios que te dan cariño cuando llegas, voluntarios
educados en su trabajo y entrenados para satisfacer cualquier necesidad que
pueda surgir por parte de un corredor (*). Ni un mal gesto, siempre una
sonrisa, buena voluntad, respeto al corredor. Llegué a la Feria el día anterior
a la carrera y 20 minutos antes de la hora de apertura. Éramos ya miles de
corredores haciendo cola mediante el típico sistema de pasillos hechos con
cintas. Pudimos ver, desde la cola, la febril actividad de los voluntarios
preparándolo todo para poder entregar los dorsales. En un momento dado, pararon
toda esa actividad, para, al grito de uno de la organización, saludarnos al
estilo japonés y dedicarnos una cerrada salva de aplausos. Si, se dirigieron a
la cola y, nos aplaudieron. Realmente emocionante…, y antes de empezar a
correr.
Centro de Convenciones |
Entrada a la feria |
La Feria está alojada en un pabellón inmenso, espectacular,
que visto desde fuera parece hecho para La Guerra de las Galaxias. No he visto
una feria más grande (y he visto muchas). Nada más entrar te van dirigiendo
para recoger el dorsal, ponerte el brazalete de seguridad (sin el cual no
puedes entrar en la zona de salida), camiseta oficial, probar el chip,… Todo
organizado, sin esperas, a pesar de ser miles (*). Y siempre, repito, con una
sonrisa. Cuando sales de la zona de “corredores”, entras en la zona abierta, y
es inmensa, en cantidad y variedad. La feria del corredor más grande que jamás
haya visto.
Recogiendo el dorsal |
Confiado en esa organización a la japonesa, el día de la
carrera salí de mi hotel “solo” dos horas antes. En Japón es prácticamente
imposible que no funciones bien el metro, o que pueda haber una cola (y ahí me
equivoqué en parte…). En el metro ibas encontrándote corredores, pero como
había 6 puertas distintas de entrada a la maratón, nos íbamos separando en
distintos transbordos para coger distintas líneas. Solo al final ibas en el
típico vagón lleno de corredores hacia una gran carrera, e incluso entonces las
paradas de bajada eran distintas. En cuanto pones un pie en la calle, hay
voluntarios esperando para indicarte el camino. Al llegar a la puerta, te
encuentras la primera retención. Antes de entrar, hay doble control de
seguridad. Controlan el brazalete, el dorsal, y luego bolsa a bolsa. Pese a
todo, los miles de personas, la retención es de menos de 10 minutos (*). Un vez
dentro, pese a que todo está indicado y bien indicado, el pulular de miles de
personas crea algo de confusión, pero es fácil encontrarlo todo: guardarropa,
corrales de salida… y si hay algún problema… ¡pregunta a un voluntario!
Otra cosa curiosa: nadie tira nada al suelo y nadie hace
“aguas menores” fuera de los baños portátiles. Y eso crea la segunda “gran”
cola. Aun así, tampoco más de 10 minutos. Pese a los miles de pululantes
corredores, nadie orina fuera del tiesto y nadie ensucia nada.
Entrada por puerta 5 |
Control de seguridad |
Hace frio y me dejo para el corral, además de lo puesto, una
camiseta extra para tirar y un chubasquero chino. En el corral bastante
silencio y las ceremonias típicas de las grandes maratones, quizás un poco más:
canticos, música, himnos, presentación de estrellas,… Por fín, a las 9.10 se da
la salida. Desde el primer metro, las calles abarrotadas con gente animando
(**). “Aito, aito, aito,…” yo pensaba que llevaba un vasco a mi lado, pero no, debe
significar algo parecido a “vamos”. Es emocionante. Se pasa por las principales
calles de la ciudad y los 8 primeros kilómetros son cuesta abajo. El resto
subidas y bajadas siempre suaves. Una maravilla de recorrido. Nunca vi carrera
más “avituallada”. Cada 2,5 kilómetros, a veces cada menos, isotónicos y agua.
Y en muchos puestos diversa variedad de comida: pan, frutas variadas, zumos,
fruta en puré (packs de bebé), caramelos, glucosa, geles,… Todo esto, la propia
organización, pero además muchos japoneses ofrecían su propio avituallamiento.
Algo increíble. Y, quitando las zonas de agua-isotónicos, nada sobre el suelo.
Cada 100 metros hay voluntarios con bolsas para recoger cualquier tipo de
basura. Increíble. Como la carrera tiene varios recorridos de ida y vuelta, al
final ves “por el oro lado” el final de la carrera y el coche escoba y docenas
de coches de limpieza para recoger la escasa basura que pudiera haber por los
suelos. Un minuto después de acabar la carrera, la ciudad está limpia.
Zona de corredores |
Como hacía frio, me dejé una camiseta térmica debajo de la
camiseta de tiras. A veces pensaba que me sobraba, y a veces que me faltaba más
abrigo. Pese a que por la humedad rompí rápido a sudar, cuando pasabas por el
sol, hacía un calor tremendo, pero cuando pasabas por sombra mucho frío. Es mi
peor recuerdo de la carrera, calor y frío, y mucho sudor. Afortunadamente te
podías ir hidratando cada poco. Cuando vi tanta gente a ambos lados, me
preocupó el asunto del “desagüe”. En cualquier otra maratón, te sales a un
lado, y sin problema, pero aquí… “No problem”: cada kilómetro (o menos, en
muchas ocasiones) había baños portátiles, perfectamente indicados unos 100-200
metros antes. Y cada vez te anunciaban cuando ibas a encontrar el siguiente. Impecable.
Además disponías de los miles de baños públicos super limpios que hay en Tokio.
De forma totalmente extraña, y supongo por la cantidad de sudor, no tuve que
parar ni una sola vez en toda la carrera. Además, estaciones médicas señaladas
cada kilómetro.
Todo muy indicado... |
Durante toda la carrera, la animación es espectacular, pero
los últimos kilómetros te ponen los pelos de punta. Y cuando llegas, la
atención es exquisita. Nada más llegar están pendientes de si alguien necesita
ayuda especial. Después filas de voluntarios te ponen una toalla en los
hombros, y mientras te aplauden y felicitan. Más adelante otras filas te ponen
una manta térmica, y te siguen aplaudiendo y felicitando. Y después lo mismo
cuando te ponen la medalla, y cuando te dan agua, y cuando te van dando fruta,
isotónico,… Te sientes realmente especial (*). En alguna estación fue tan
emocionante que casi rompo a llorar.
No sé por qué han incluido la maratón de Tokio como la sexta
“Major”. Posíblemente porque tenían que meter alguna asiática. Posiblemente porque
hayan pagado mucho. Pero lo cierto que es una maratón grande, muy grande. Si no
fuera por lo especial que es Londres o lo carismática que es Nueva York,
posiblemente la mejor maratón del mundo. Creo que se merece estar ahí.
Impresionante ciudad |
Al final, contento... |
Dentro de un par de meses estaré trotando la Maratón de
Madrid y volveré a maldecir la feria del corredor, el guardarropa a varios
kilómetros de la salida, esos voluntarios que todo se lo merecen pero a los que
nadie les dice lo que tienen que hacer, ese descontrol en la salida donde meten
juntos a los de 10k, media maratón y maratón, toda esa gente que va a hacer
turismo y que no se toma en serio la carrera, la falta de público en gran parte
del recorrido y a veces protestando por los cortes, y… con Tokio tan cerca,
todo eso me parecerá peor. Aún resuenan en mis oídos las declaraciones
totalmente exentas de autocrítica de los organizadores ante los clamorosos
fallos de cada año, y que atribuyen siempre a lo incívicos que son los
corredores. Y me volveré a preguntar ¿cómo es posible que nos hayan dado la
categoría Oro de la IAAF?, a una carrera que cada año cuida menos a los
corredores (especialmente a los de maratón), cuya única preocupación es hacer
caja con los miles que corren “media” o 10k. Este año estrenan la categoría Oro
(¿Cuánto habrán pagado?), pero, ojalá me equivoque, cuando escriba sobre ello
estaré preguntándome el porqué.
¿Y cómo me fue? Pues
para lo que he entrenado, demasiado bien.
Acabé en 3h 39m, lejos de mis mejores
tiempos, pero muy contento. Puede mantener prácticamente el mismo ritmo toda la
carrera y sufrí relativamente poco (y porque tiré de pundonor para no irme
mucho en el tiempo al final). Un día redondo, donde además completé las 6
Majors.
(*) ¿Podrían aprender algo los que organizan la Maratón de
Madrid?
(**) ¡Ya podrían aprender los ciudadanos de Madrid!
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