El aprendiz de maratoniano

Historias sencillas de carreras

lunes, 29 de abril de 2013

Carta abierta a los organizadores de la Maratón Popular de Madrid


He participado en 7 Maratones de Madrid, la primera en el año 2004 y la última el pasado domingo. Si dejamos a un lado el aspecto sentimental de que “es la maratón de mi ciudad”, en las primeras ediciones que corrí me sentí muy orgulloso de lo que considero “mi maratón”. Una buena organización, un trato al corredor correcto, muy buena bolsa del corredor, trato cariñoso en la llegada, buen avituallamiento en meta,…
Desde esas primeras participaciones (y no han pasado muchos años) veo con gran preocupación cómo la carrera se está convirtiendo en un gran negocio (no sé exactamente para quien), donde el trato a los corredores de maratón se ha deteriorado de forma exagerada, y donde el boca a boca de las redes sociales están convirtiendo la Maratón de Madrid en una carrera totalmente desprestigiada, eso si, entre los corredores. Pero no se olviden que una gran maratón no la hacen nunca los medios, sino los corredores.
Dejando a un lado las cosas positivas (que aún quedan), centrémonos en las negativas. A los que corremos maratón, no nos gustan muchas de las cosas que están sucediendo en esta carrera.
No nos gusta la manipulación de cifras. Entendemos lo importante que es la foto de la Castellana llena de corredores, pero no entendemos cómo se manda el mensaje a los medios de que “26000 personas correrán la maratón”, cuando mucho menos de la mitad realmente se atreven con la distancia. Entendemos que es una manipulación burda que a la larga perjudica a la carrera. Además, no nos gusta una salida compartida con gente que corre a otros ritmos y que claramente nos perjudican a los que debiéramos ser los protagonistas (los maratonianos). En otras maratones donde se hacen coincidir varias carreras, las salidas no son al mismo tiempo para no perjudicar a los maratonianos. Ya es bien conocido en el mundo de las maratones la manipulación de cifras de la Maratón de Madrid (desde hace años), donde la diferencia entre los supuestamente inscritos y los que acaban es muy distinta (el pasado domingo, entre las tres carreras no acabaron más de 20000 de 26000 supuestos inscritos).
No nos gusta el trato que nos dan en la Maratón de Madrid. A la pifia del “guardarropa a distancia” del año pasado, se ha pasado al esperpento de este año. Doce (¡¡¡DOCE!!!) furgonetas para alojar bolsas de más de 20000 personas hicieron que la gran mayoría de corredores pasaran más de media hora peleando por dejar sus cosas (impidiendo llegar a los cajones de salida con el tiempo suficiente que requiere una carrera de este tipo). Muchos no llegaron a tiempo a la salida. Muchos iniciaron la carrera cargando con sus pertenencias que tuvieron que dejar en el camino a algún familiar o amigo. Y en la llegada, el guardarropa parecía un mercadillo donde cualquiera se podía llevar cualquier bolsa. Todas nuestras cosas tiradas por el suelo (menos mal que al final no llovió) sin ningún control ni vigilancia (ya hay videos en youtube que dan auténtica vergüenza). ¿Esa es la gran imagen que queremos transmitir?.
Si se ponen corrales de salida, hay que poner controles a la entrada de los corrales. Si no ¿para qué? ¿Y de que sirven los corrales si los ritmos de 10k. media y maratón son distintos?.
Hemos pasado de tener una de las mejores “bolsas del corredor” a la bolsa más cutre que recuerdo de todas las maratones que he corrido. De los tiempos en los que había varias camisetas, regalos, chubasquero, mochila,… a la bolsa de este último maratón donde lo único que había además de la camiseta es una jarra con pegatina. Y el detalle más cutre:¡un solo imperdible para colocar el dorsal!
Cuando uno llega a la meta después de 42,195 km espera varias cosas. Lo primero que te abriguen y, sobre todo, conseguir tu medalla. Para los maratonianos populares la medalla del maratón es el bien más preciado. El pasado domingo se acabaron las medallas. Cientos de corredores, muchos de ellos extranjeros, se fueron sin medalla jurándose no volver nunca más. Y en todos los maratones, la medalla “te la ponen”, no te la tiran envuelta en una bolsa. Y esperamos un avituallamiento suficiente y bien organizado. Después de una maratón no estás para hacer colas y el domingo, las colas para coger un zumito o una barrita eran de cientos de metros. Yo opté por no hacerlas. Todavía recuerdo los tiempos en los que había caldo caliente y una buena cerveza esperándote.
Y no nos gusta el recorrido. Ya sabemos la cantinela de la orografía de Madrid. Pero siete kilómetros por la casa de campo y preparar el final de la carrera cuesta arriba no tiene sentido (más que para el burócrata que diseña sobre plano). Solo organizando la carrera al revés se ganaría mucho, pero claro, eso implicaría cortar más tiempo el tráfico. Mucho me temo  que acabaremos dando dos vueltas por Madrid Rio para no molestar.

Me parece estar oyendo los argumentos de que en lo fundamental (atención médica, servicios,...) es una "buena maratón", pero hasta en eso nos estamos quedando atrás: cabinas W.C. cerradas en el recorrido, patinadores sin reflex ni vaselina a partir de la mitad de la carrera, ausencia de apoyo sanitario en todo el recorrido de la casa de campo (ni un solo ciclista, ni un solo patinador,...). Es cierto que un cáncer de la carrera son los corredores con dorsales falsificados que sin ninguna consideración utilizan todos los servicios (e incluso entran en meta con todos los honores), pero eso no es excusa para una organización que debe ser capaz de controlar este problema.
¿Por qué no aprenden de cómo las grandes maratones cuidan a los corredores? Y no hace falta que se vayan a las grandes Maratones. Dense una vuelta por la maratón de Barcelona, la de San Sebastián, la de Sevilla, Castellón,… Nos dan mil vueltas.
Qué pena. Es la Maratón de mi Ciudad y no puedo hablar bien de ella.

domingo, 21 de abril de 2013

La semana de las dudas


Una vez más, a una semana de una Maratón (esta vez la maratón de Madrid), empieza la semana de las dudas. Mi amigo Javi Sanz le llama a este conjunto de sensaciones “lascagaleras de la muerte”. Yo le llamo “la semana de las dudas”. Dentro de siete días, si todo va bien, a estas horas habré terminado mi maratón número 19. La última vez que estuve en esta tesitura, no era consciente de que al día siguiente un accidente iba a acabar de manera tajante con todas esas dudas (pero eso es otra historia). ¿Por qué la semana de las dudas? Da igual el número de maratones que hayas corrido, da igual que conozcas todas las sensaciones que se viven en una maratón, da igual cómo hayas entrenado, todo da igual. Hoy, después del último entrenamiento serio para la maratón, empieza la semana de las dudas.

Ya está todo hecho. En esta semana solo queda trotar algo para mantener el tono muscular y cuidar un poco la alimentación. Ya no hay vuelta atrás y ya poco podemos hacer. Pero te asaltan mil dudas sobre lo que ya has hecho: ¿habré entrenado suficiente?¿habrán sido suficiente las tiradas largas que he hecho? ¿Corrí los suficientes kilómetros por semana? Dudas sobre las sensaciones que se sienten: pesadez de piernas, cansancio por los meses de entrenamiento (físico y mental), nervios,… Cualquier dolorcito se interpreta como algo grave, cuando muchas veces solo está en tu cabeza. Y dudas sobre la carrera que te espera: ¿hará buen tiempo, calor frío, lluvia,…? ¿qué llevaré puesto? ¿Qué cenaré la noche antes, qué desayunaré? Y mucho más ¿podré aguantar el ritmo que me asegure el tiempo que busco? Dudas, mil dudas. Casi todas ellas consecuencia de los nervios que produce siempre enfrentarse a una maratón. Cuando no has corrido ninguna, por eso mismo. Cuando has corrido muchas, por eso mismo.

Dudas, muchas dudas.

martes, 16 de abril de 2013

Yo también soy bostoniano


La Maratón de Boston no es una maratón cualquiera. Hay muchas circunstancias que la hacen especial. Es la maratón popular más antigua del mundo, la maratón moderna pionera (se corre desde 1897). Es la única de las grandes maratones que se corren ‘en línea’, lo que imposibilita que se puedan batir records homologados. Es una de las maratones con mayor participación femenina (normalmente más de un 40%). Se corre en lunes, el día de los Patriotas (el tercer lunes de Abril de todos los años), día donde se conmemoran algunas batallas de la guerra de la independencia.  Es, creo, la primera maratón que impuso para participar tiempos de cualificación, por lo que no es sencillo poder correrla. Boston es, en definitiva, una gran carrera por muchos motivos, lo que hizo que fuera incluida desde el principio en las Marathon Majors (hoy son seis maratones en el mundo con esta categoría, además de Boston, Nueva York, Chicago, Londres, Berlín y Tokio).

Hace tres años corrí la Maratón de Boston (fue ‘mi primera Major’) y fue una experiencia única. No solo la Maratón en sí misma, sino todo lo que viví en el entorno de la Maratón fue inigualable: la organización, los voluntarios, la ciudad volcada en la carrera. Porque es en Boston donde uno se da cuenta cómo una ciudad se puede integrar en una carrera, más que la carrera en la ciudad. Allí todo el mundo vive la Maratón, mucho más que en ningún otro sitio. La Maratón es parte de Boston, y de los bostonianos.  Viven la maratón como algo muy especial y más de medio millón de personas jalean y empujan desde el ganador hasta el último en cruzar la meta.  En la crónica que escribí a mi vuelta de Boston, reviví como pude presenciar, más de ocho horas después de empezada la prueba, a la última persona en cruzar la meta. Era una mujer muy mayor, anciana. La carrera estaba oficialmente cerrada. Sin cronómetros, sin voluntarios esperando. Pero la ciudad respetó el circuito y la llegada hasta que ella cruzó el arco de meta, protegida por un coche de policía y aplaudida por cientos de personas que aún estaban allí animando.

El atentado de la Maratón de Boston, no solo ha matado y herido a personas. Estoy convencido de que la ciudad se siente virtualmente  agredida y todos se sienten víctimas, porque su Maratón, su carrera, ha sido atacada. Después de haber participado en esa carrera, de donde me traje tantos buenos recuerdos, tantas buenas sensaciones, yo me siento, para siempre, ciudadano de Boston. Y este atentado también lo siento contra mí. Hoy más que nunca yo también soy bostoniano.

Maratones que he corrido

  • Maratón de Madrid: 2004 (3h 58m), 2005(3h 56m 42s), 2006(4h 15m 34s), 2007 (4h 06m 49s), 2009 (3h 40m 20s), 2012 (3h 19m 36s), 2013 (3h 13m 59s), 2014 (3h 40m 58s), 2015 (3h 19m 33s), 2017 (3h 58m 12s), 2018 (3h 45m 4s), 2019 (4h 6m), 2021 (4h 11m 56s), 2022 (4h 8m), 2023 (4h 11m 51s)
  • Maratón de Donosti: 2007 (4h 4m 52s), 2017 (3h 38m 40s)
  • Maratón de Toral de los Vados: 2008 (4h 11 m 16s)
  • Maratón de Marrakech: 2009 (3h 58m 4s)
  • Maratón de Oporto: 2009 (3h 30m 34s)
  • Maratón de Zaragoza: 2009 (3h 56m 32s)
  • Maratón de Sevilla: 2010 (3h 47m 27s), 2019 (3h 50m 13s)
  • Maratón de Boston: 2010 (3h 29m)
  • Maratón de Nueva York: 2010 (3h 28m 38s), 2019 (3h 55m 38s)
  • Maratón de Málaga: 2010 (3h 52m 16s)
  • Maratón de París: 2011 (3h 29m 43s)
  • Maratón de Berlín: 2011 (3h 23m 28s), 2022 (4h 5m 40s)
  • Maratón de Castellón: 2011 (3h 20m 14s)
  • Maratón Misteriosa (Tres Casas, Segovia), 2013 (3h 54m)
  • Maratón de Chicago: 2013 (3h 25m 37s)
  • Maratón de Londres: 2014 (3h 27m 58s), 2016 (4h 1m 18s)
  • Maratón de Amsterdam: 2014 (3h 28m 6s)
  • Maratón de Lisboa: 2015 (3h 34m 56s)
  • Maratón de Valencia: 2016 (3h 40m 32s)
  • Maratón de Tokio: 2017 (3h 39m 38s)
  • Maratón nocturna de Bilbao: 2018 (3h 44m 32s)
  • Maratón de Valdebebas: 2020 (4h 01m 49s), 2021 (4h 20 min.)
  • Maratón de Polvoranca: 2021 (4h 39m 25s)

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