El aprendiz de maratoniano

Historias sencillas de carreras

martes, 27 de mayo de 2014

Estocolmo, la bella: un kilómetro en el túnel del tiempo.

No sé si este es el apelativo de esta ciudad, pero es una ciudad realmente hermosa. Llevaba años queriendo visitar Estocolmo (he estado en Suecia muchas veces, en Helsimborg, Goteborg,… ) pero nunca se había dado la ocasión.  Dicen que es la Venecia del norte, pero  en mi opinión son dos ciudades que no se pueden comparar, y en muchos  aspectos Estocolmo es aún más bonita que Venecia.  Especialmente si se tiene la suerte que hemos tenido durante el fin de semana (mi mujer, mi hijo Mario y yo) con los dos  días más soleados y calurosos del año. Mucha luz y sol, es la mejor combinación para disfrutar de esta ciudad. Estocolmo está imbricado por agua por todos lados. No son canales como en Venecia, son brazos de mar o de lago que hacen que a poco que se ande en una dirección u otra nos encontremos con abundante agua. El agua generosa, limpia, le  da alegría a la ciudad. Pero además tiene una arquitectura noble y majestuosa, al estilo de otras capitales europeas y numerosos edificios señalados (como el palacio real, el ayuntamiento, teatros, museos,…). En dos días solo pudimos visitar alguno de estos lugares emblemáticos, como la ciudad vieja, que permite adivinar un pasado medieval; el ayuntamiento, donde se celebra la cena y el baile de celebración de los premios Nobel; el señero museo Vasa, donde se conserva el mayor galerón de guerra del SXVII ( y que se hundió sin salir de la ciudad hace más de trescientos años, sin llegar a navegar). Y pasear por sus bonitas calles. Y en mi caso, correr por alguno de sus senderos.

Estocolmo tiene muchísimos senderos para poder correr sin repetir, no solo por la ciudad en su vertiente urbana, donde al haber carriles bici se hace sencillo devorar kilómetros. En todas sus islas y sus riveras hay senderos para correr o pedalear. Senderos, a veces, de tierra y verde. Incluso, en sus enormes zonas verdes, en medo de la naturaleza. Un auténtico lujo. Y en un país con cultura de correr, donde te cruzas por todos lados con otros corredores (y sobre todo corredoras, en número muy superior a lo que se ve en España).
En una de mis salidas, con una temperatura ideal, disfruté de la espectacular calle Strand, típica calle señorial frente al mar, me adentré por el puente de Djurgards en la isla donde están casi todos los museos (el Vasa, el del Licor, el de Abba,..) y bordeando por un sendero precioso la costa norte, volví por otro puente hacia la parte principal de la ciudad por el parque Ladugarsds. Espectacular. Al final del parque conseguí llegar a la calle Valhalla, autentica medular de la ciudad con un enorme bulevar por el que correr.  Y después de un poco menos  de dos kilómetros el gran premio del día. Uno se encuentra, a la derecha, con el estadio Olímpico. Construido para los Juegos Olímpicos de 1912, los juegos de la V Olimpiada, se conserva exactamente igual que hace más de 100 años. Nadie tuvo la tentación de derribarlo para hacer uno más moderno, como solemos hacer en otros sitios. Desde fuera se ve muy pequeño, pero lo es, con su obra de ladrillo visto y sus gradas originales de madera. Pese a ello impresiona. Todo como si fuera nuevo. Me dispongo a degustar la visión de este estadio histórico, donde acaban todas las maratones que se organizan en la ciudad, rodeándolo, cuando vi, en un lateral, una puerta abierta. ¿Por qué no? Por allí me metí, y sin darme cuenta me encontré en el tartán perfectamente cuidado que rodea al tapiz del césped central. Unos aspersores regaban el césped, y un grupo de jóvenes atletas de élite entrenaban técnica de carrera en la recta principal. Me miraron con cara extraña, pero sin mediar saludo, me dispuse a correr por esa histórica pista de atletismo.  Al principio, por si acaso, por la calle 8. Al ver libre la calle 1, continué por ahí mi carrera. Me sentí viviendo un momento muy especial. Me imaginé esas gradas de madera, con veinte filas,  llenas con señores y señoras de época, en aquella olimpiada, con los reyes de Suecia en la tribuna principal, que aún conserva los anaqueles. Mágico. Después de tres vueltas por la calle 1, no quise molestar a nadie, y me fui por donde había venido.  Ese kilómetro por esa pista quedará para siempre en mi memoria.


PS: Al día siguiente, temprano, volví a salir para despedirme de las calles de Estocolmo. Y volví al estadio olímpico. La puerta seguía abierta y esta vez, completé mis tres vueltas, totalmente solo, con todo el estadio para mí,  por la calle 1.

Maratones que he corrido

  • Maratón de Madrid: 2004 (3h 58m), 2005(3h 56m 42s), 2006(4h 15m 34s), 2007 (4h 06m 49s), 2009 (3h 40m 20s), 2012 (3h 19m 36s), 2013 (3h 13m 59s), 2014 (3h 40m 58s), 2015 (3h 19m 33s), 2017 (3h 58m 12s), 2018 (3h 45m 4s), 2019 (4h 6m), 2021 (4h 11m 56s), 2022 (4h 8m), 2023 (4h 11m 51s)
  • Maratón de Donosti: 2007 (4h 4m 52s), 2017 (3h 38m 40s)
  • Maratón de Toral de los Vados: 2008 (4h 11 m 16s)
  • Maratón de Marrakech: 2009 (3h 58m 4s)
  • Maratón de Oporto: 2009 (3h 30m 34s)
  • Maratón de Zaragoza: 2009 (3h 56m 32s)
  • Maratón de Sevilla: 2010 (3h 47m 27s), 2019 (3h 50m 13s)
  • Maratón de Boston: 2010 (3h 29m)
  • Maratón de Nueva York: 2010 (3h 28m 38s), 2019 (3h 55m 38s)
  • Maratón de Málaga: 2010 (3h 52m 16s)
  • Maratón de París: 2011 (3h 29m 43s)
  • Maratón de Berlín: 2011 (3h 23m 28s), 2022 (4h 5m 40s)
  • Maratón de Castellón: 2011 (3h 20m 14s)
  • Maratón Misteriosa (Tres Casas, Segovia), 2013 (3h 54m)
  • Maratón de Chicago: 2013 (3h 25m 37s)
  • Maratón de Londres: 2014 (3h 27m 58s), 2016 (4h 1m 18s)
  • Maratón de Amsterdam: 2014 (3h 28m 6s)
  • Maratón de Lisboa: 2015 (3h 34m 56s)
  • Maratón de Valencia: 2016 (3h 40m 32s)
  • Maratón de Tokio: 2017 (3h 39m 38s)
  • Maratón nocturna de Bilbao: 2018 (3h 44m 32s)
  • Maratón de Valdebebas: 2020 (4h 01m 49s), 2021 (4h 20 min.)
  • Maratón de Polvoranca: 2021 (4h 39m 25s)

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