El aprendiz de maratoniano

Historias sencillas de carreras

martes, 24 de noviembre de 2009

Maratón de Zaragoza 2009

Esta era, en principio, mi ‘maratón objetivo de otoño’. El hecho de haber corrido la Maratón de Oporto dos semanas antes, mi participación en esta maratón estaba muy condicionado por múltiples factores. El más importante: ¿cómo iba a estar de recuperado? Por tanto mi objetivo inicial de intentar hacer una buena marca personal (que ya conseguí en Oporto) se convierte en afrontar la maratón con muchas dudas y con el único objetivo de acabar (que no es poco). Pero no acabar de cualquier manera. Después de 9 maratones, ya conozco cómo se sufre y qué dolores se experimentan (sobre todo en la segunda parte del recorrido). Es por lo que esta maratón la inicio con la permanente vigilancia de mis sensaciones, con la idea de que si detectara el más mínimo indicio de dolor no habitual, me retiraba. Nunca había corrido dos maratones tan seguidas, y la verdad es que nunca me lo había planteado.


La organización.
Bastante digna, con algunos defectos perfectamente superables. No hay feria del corredor, sino una mera entrega de dorsales/bolsa del corredor. Dan la oportunidad de llevar chip propio, pero no disponen de un lector de chips para poder comprobarlos. La bolsa del corredor está bastante bien: buena camiseta técnica, algunos pequeños regalos (entre los que hay unas gafas de sol y una botella de vino de Cariñena) y un gran detalle: todos los dorsales personalizados con los nombres de pila de los corredores (que permiten al público animarte por tu nombre, como luego comprobé durante la carrera). La recogida de dorsales con un horario un poco escaso, abriendo a las 12 horas del sábado, hizo que se formara una buena cola que rápido se disipó una vez abrieron.

Buenos avituallamientos durante la carrera, con plátanos y bebidas isotónicas a partir del km 25. Se echa de menos algo más de comida al llegar (solo una naranja).
Los voluntarios de la carrera, nunca mejor dicho, muy voluntariosos. Había numerosísimos voluntarios de la tercera edad, bien uniformados con un chándal de la organización, que no pararon de animar durante toda la carrera. Se tomaron muy en serio su papel y realmente lo ejecutaron a la perfección. Ya podrían aprender de ellos muchísimos voluntarios de tantas carreras que contemplan con apatía el paso de los corredores. Muy buen trato al corredor desde el principio hasta el final, donde te reciben con cariño. Un 10 para los voluntarios.

Impresionante el corredor liebre que llevaba el globo de las 4 horas. Iba con un megáfono amenizando la carrera. Fui algún rato delante e iba soltando todo tipo de perlas, incluyendo información turística, meteorológica, consejos de donde aflojar, donde apretar,… Un autentico fenómeno.


El recorrido.

El recorrido, bajo mi punto de vista es espectacular. Muy llano, muy rápido. Se pasa varias veces por los mismos sitios, pero está hecho de manera que no resulta monótono. Varios pasos por la zona de la Expo, pasando por dentro del emblemático puente cubierto, el “Pabellón Puente” (fue un privilegio de la maratón, porque estaba cerrado desde la expo y es posible que no vuelva a abrirse hasta que se reutilice para otros fines). Varias veces se cruzan los puentes sobre el Ebro, permitiendo unas vistas increíbles de la ciudad, muchas veces con el impresionante Pilar al fondo. Un tramo importante de la carrera se hace ‘del otro lado del Ebro’, sobre camino de tierra, con magníficas vistas y suelo blando y reparador. La carrera pasa por los lugares más emblemáticos de la ciudad, tanto históricos, como por la ‘nueva ciudad’ que nació con la Expo del agua.

Mis sensaciones.
Me dispuse a correr la maratón a un ritmo suave para mí (entre 5.30 y 5.50 minutos el km), con la idea de tratar de hacer la maratón en el entorno de las 4 horas y procurando no hacer sufrir mucho a mis piernas, aun no recuperadas del todo de la Maratón de Oporto de hace dos semanas. Y con el propósito de ir siempre vigilando mucho más mis sensaciones para retirarme al primer síntoma de dolor no habitual.
Amaneció un día precioso, despejado con un cielo azul intenso. La temperatura entre 12 y 20 grados. Ideal para correr. Después de una horrorosa animación por parte del ‘speaker’ oficial, tomamos la salida poco después de las 9 de la mañana. Por allí andaba Abel Antón sin parar de hacerse fotos con todo aquel que quiso acercarse a él. Abel colabora en la fundación de Haile Gebreselassie para la creación de un colegio de niños en Etiopía. Me hizo acordarme del colegio de niños huérfanos de James Moiben en Kenia, y reflexionar acerca de lo distintas que son las cosas en un caso y otro. Haile es una superestrella y todo es mucho más fácil; James, estando en la élite, es uno más (bueno, uno de esos que baja de 2h 10m en maratón, ¡¡¡no más de 30 en todo el mundo!!!); Haile cuenta con el apoyo de Maratones como Zaragoza y campeones del mundo como Abel Antón; James solo de carreras modestas como la de Marchamalo…).

Antes de la carrera, calenté un poco con mi amigo Paco (que salió para hacer media maratón) y saludé a algunos foreros de ‘Carreras Populares’, como Jorge Raul, Paco (Arenesco) y Alberto (el Sombrilla).

Establecí el reloj mental a 5 minutos 30 segundos, y me puse a correr los 42,195 km casi como un autómata, a tratar de disfrutar de la carrera, el paisaje, el ambiente. Y todo fue rodado desde el principio hasta el final. Prácticamente mantuve el mismo ritmo toda la carrera e hice una segunda media un poco más lenta que la primera, pero prácticamente el mismo tiempo (primera vez que me ocurre), por lo que creo fui algo conservador. Corrí prácticamente la primera media con Paco (Arenesco) y la segunda media con una nueva amiga, Sara de Teruel. Era la primera maratón de Sara, estaba un poco lesionada en una pierna y su objetivo era acabar. Después de comprobar durante dos kilómetros que íbamos al mismo ritmo, decidimos acompañarnos mientras pudiéramos. Sara empezó a sufrir a partir del 30, pero se portó como una campeona y aguantó el ritmo que llevábamos hasta el final, entrando en meta, triunfante, en menos de 4 horas. Inmensa alegría. Los últimos kilómetros de una primera maratón y la entrada en meta, no se olvidan nunca, y tuve el privilegio de vivirlos con ella. Sin la necesidad de buscar un buen tiempo, fui a su lado hasta el final y sentí que empezaba a devolver la enorme ayuda que yo he recibido en tantos maratones (empezando por mi primer MAPOMA) de corredores anónimos (y a veces conocidos) que corrieron kilómetros a mi lado dándome ánimo y fuerza mental para acabar.



Ha sido mi maratón nº 10. Pese a la experiencia de las anteriores, es la primera que me planteo como maratón ‘a ritmo fijo’ y ha sido la primera (desde aquel MAPOMA 2004) en la que tenía serias dudas sobre si iba a acabar. Tuve buenas sensaciones durante toda la carrera y acabé con la sensación de que podía haber corrido más. Una vez más, la maratón nos hace vivir intensamente.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Maratón de Oporto 2009



A veces surgen oportunidades en la vida que no se pueden desaprovechar. Porque no siempre se hacen realidad los sueños y cuando pasan, hay que atraparlos porque pasan rápido y a veces solo una vez. Para mí ese sueño ocurrió este fin de semana, aunque se empezó a fraguar quince días antes, cuando un amigo me dijo:
- ¿Quieres correr la Maratón de Oporto?
- Pues no sé, estoy preparando la Maratón de Zaragoza, que es quince días después, no tengo dorsal, no he preparado el viaje,…
- No te preocupes por nada, que yo me encargo de todo; te llevo con los atletas de élite. ¿Qué?¿ te apuntas?
- ¿Pero si yo soy un paquete…! cómo que con los atletas de élite?.
- ¿Te apuntas o no?
- ¡Pues claro que me apunto!
Y ahí empezó mi particular Maratón de Oporto, desde ahora inolvidable. No sólo por las vivencias que experimenté como corredor. Sobre todo por haber tenido la oportunidad de conocer, y convivir, con algunos de esos seres humanos que llamamos “atletas de élite”, que pensamos que son “extraterrestres” por sus marcas, pero que son personas, casi me atrevo a decir, que la mayoría de ellos grandes personas. ¡ Y además son humanos!
Dado lo especial de mi paso por la Maratón de Oporto, voy a dividir mi relato en cuatro apartados: 1) El trato al atleta de élite, 2) La maratón por dentro, 3) Los corredores de élite y 4) La carrera.

1) El trato al atleta de élite.
Al atleta de élite no se le deja un solo momento. Alguien le recoge en el aeropuerto, le lleva al hotel (donde cinco minutos después de llegar un camarero le lleva diez litros de agua), se le arregla un lugar de entrenamiento, se le lleva a la feria del corredor a entregarle el dorsal personalizado,… Allí, las fotos de rigor con los organizadores, los patrocinadores, curiosos. Vuelta al hotel. Comida, descanso, paseo, cena,… El día de la carrera, el hotel arbitra el desayuno a las 6 de la mañana, y con más de una hora de margen se le lleva a la zona restringida de la carrera para poder calentar, estirar. Alguien se ocupa de recogerles su ropa de entrenamiento y que estén listos para tomar la salida 10 minutos antes del pistoletazo. Después de la carrera se le abriga, se le avitualla, y luego de vuelta al hotel, donde se le deja recuperar hasta que hay que marchar al próximo destino. Siempre hay una persona preocupada por el/ella, que trata que no haya ninguna dificultad, ningún problema. Solo debe preocuparse por correr.
2) La maratón por dentro.
Organizar una maratón de estas características es sumamente complicado. A partir de ahora que he vivido una pequeña parte de lo que es una maratón por dentro, me cuidaré mucho más de criticar a una organización de maratones. ¡Son tantas las barreras a superar! Permisos del ayuntamiento, policía municipal, políticos pretenciosos, federaciones de atletismo fuera de la realidad. Es un circo de veinte pistas en paralelo. El director de una carrera así, está tomando decisiones cada minuto, resolviendo imprevistos (que los hay muy por encima de lo imaginable), al tiempo que atiende a los invitados especiales (políticos, federativos, patrocinadores,…) , a los atletas, la prensa,… Y estar pendiente del tiempo (¿lloverá, hará viento?), el sistema de alumbrado de la ciudad, basuras, voluntarios, avituallamiento,… Vivir la maratón desde dentro es casi más emocionante que correrla.
3) Los atletas de élite.
Cuando legué al hotel tuve mi primer encuentro con los atletas de Kenia (Johnsthone Ghangwony, Gilbert Rotich, Mandefru Bira, Paul Lomol, Thomas Kipkosgei, Priscah Jeptoo) y etiopía (Haile Shiferaw, Yeshimabet Tedese, Debola Wudnesh). Estaban esperando para ir a la feria del corredor, acurrucados en dos sofás del hotel. Acababan de volver de entrenar y estaban todavía aturdidos por el viaje. Me presento, me atienden amablemente. Son tímidos y hablan poco inglés, con lo que la comunicación no es sencilla. Hasta que aparece James Moiben, qué más que un atleta de élite es una persona de élite. Su simpatía lo envuelve todo y facilita la comunicación con todos. James habla muy bien español porque vive y entrena en España desde hace muchos años. Nos vamos a la feria del corredor. Se nos une el gran maratoniano portugués Alberto Chaiça. Todo un lujo de compañía. Cené y desayuné con ellos y me trataron como a uno más. Mi desayuno previo a la Maratón lo compartí con Alberto Chaiça y James Moiben, y me hablaron de cómo afrontan una maratón, en qué piensan cuando corren, cómo entrenan, de lo duro que es preparar para ellos una maratón, de lo que piensan de cómo está organizado el mundo de los representantes, del dóping,… Nunca olvidaré este desayuno que empezó a las 6 de la mañana y acabó pasadas las 7. Alberto necesitaba conseguir la mínima para el Campeonato de Europa (y la consiguió).
Cuando acabó la carrera, se preocuparon y vinieron a preguntarme qué tal me había ido, que cuanto había hecho, y a felicitarme, como si hubiera logrado un record. Son grandes, muy grandes.
Y son humanos. No corren a 3 minutos el km durante 42 porque sean extraterrestres. Entrenan más de 200 km por semana a doble sesión, a expensas de tener un buen día, el día de la Maratón, donde se juegan mucho más que el honor (a veces su supervivencia como corredores). A las chicas que tomaron el podio, tuvieron que ayudarlas a subir y bajar. Sufren tanto o más que nosotros.
4) La carrera.
No puedo hablar con imparcialidad del trato al corredor, porque mi experiencia no fue la de todos, pero creo que si fue muy bueno (por lo oído por otros compañeros populares con los que pude charlar). Buena bolsa del corredor con una buena camiseta técnica asics y una botella de Oporto. En meta medalla, una rosa fresca, y otra bolsa con camiseta de algodón. El avituallamiento durante la carrera ejemplar: agua cada 2,5 km. Isotónicas (en botella) y alimentos (pasas, plátanos, membrillo) sólidos en casi todos los puestos de la segunda mitad. Para mí el único fallo de la Maratón es que casi no cuenta con público, aunque el día no estuvo para estar en la calle: lluvia fina y constante durante todo el tiempo.
El recorrido es espectacular de bonito. Después de una pequeña subida, va cuesta abajo hacia la desembocadura del Duero y a partir de ahí bordea la margen del río hacia el interior, cruza al otro lado en el puente de San Luis (de acero, diseñado por Eiffel) y vuelve a cruzar para, después de un lazo a través de la propia margen, se vuelve, prácticamente al lugar de origen. Se hace muy larga la vuelta, ¿pero que maratón no se hace larga?. Las vistas de la desembocadura del río, el paso por debajo de los puentes,… es realmente preciosa.
Durante toda la carrera cayó mucha agua. Corrimos empapados. Lo peor es, como siempre, al final. Además de no quedarte fuerza para nada, ya no generas calor y te quedas helado. Como en otras carreras, reconocí amigos de otras ocasiones, y corrimos algunos kilómetros juntos.
Es una maratón rápida. Pese a la lluvia y un poco de viento, hice mi mejor tiempo.
Oporto quedará siempre en mi memoria.

Maratones que he corrido

  • Maratón de Madrid: 2004 (3h 58m), 2005(3h 56m 42s), 2006(4h 15m 34s), 2007 (4h 06m 49s), 2009 (3h 40m 20s), 2012 (3h 19m 36s), 2013 (3h 13m 59s), 2014 (3h 40m 58s), 2015 (3h 19m 33s), 2017 (3h 58m 12s), 2018 (3h 45m 4s), 2019 (4h 6m), 2021 (4h 11m 56s), 2022 (4h 8m), 2023 (4h 11m 51s)
  • Maratón de Donosti: 2007 (4h 4m 52s), 2017 (3h 38m 40s)
  • Maratón de Toral de los Vados: 2008 (4h 11 m 16s)
  • Maratón de Marrakech: 2009 (3h 58m 4s)
  • Maratón de Oporto: 2009 (3h 30m 34s)
  • Maratón de Zaragoza: 2009 (3h 56m 32s)
  • Maratón de Sevilla: 2010 (3h 47m 27s), 2019 (3h 50m 13s)
  • Maratón de Boston: 2010 (3h 29m)
  • Maratón de Nueva York: 2010 (3h 28m 38s), 2019 (3h 55m 38s)
  • Maratón de Málaga: 2010 (3h 52m 16s)
  • Maratón de París: 2011 (3h 29m 43s)
  • Maratón de Berlín: 2011 (3h 23m 28s), 2022 (4h 5m 40s)
  • Maratón de Castellón: 2011 (3h 20m 14s)
  • Maratón Misteriosa (Tres Casas, Segovia), 2013 (3h 54m)
  • Maratón de Chicago: 2013 (3h 25m 37s)
  • Maratón de Londres: 2014 (3h 27m 58s), 2016 (4h 1m 18s)
  • Maratón de Amsterdam: 2014 (3h 28m 6s)
  • Maratón de Lisboa: 2015 (3h 34m 56s)
  • Maratón de Valencia: 2016 (3h 40m 32s)
  • Maratón de Tokio: 2017 (3h 39m 38s)
  • Maratón nocturna de Bilbao: 2018 (3h 44m 32s)
  • Maratón de Valdebebas: 2020 (4h 01m 49s), 2021 (4h 20 min.)
  • Maratón de Polvoranca: 2021 (4h 39m 25s)

Archivo del blog

Seguidores del aprendiz de maratoniano