
El pasado
domingo, el 21 de Julio, corrí una Gran Maratón, la I Maratón Misteriosa
(Trescasas, Segovia). Fue una maratón misteriosa, clandestina, que corrimos 24
amigos en un circuito abierto y que conseguimos acabar 21. Es la maratón con
menos participantes que he corrido (hasta ahora era Toral de los Vados,
León). Una maratón puede ser grande por
muchos motivos: por su organización, el número de participantes, el entorno,… Y
esta es una Gran Maratón por muchos motivos. La ha organizado Javi Sanz,
coleccionista de maratones, que además la corrió con nosotros. Otra cosa no
será, pero de Maratones, Javi sabe. Y ese saber, junto con un inmenso cariño,
lo ha volcado en la organización de esta maratón. En el empeño le ayudaron su
familia y la de su (nuestro) amigo Luis Barba, que por colaborar renunció a
correrla, lo que aún le da más mérito. Luis coordinó el avituallamiento, en el
que también colaboraron nuestras mujeres y acompañantes. Gracias a todos ellos
vivimos una experiencia inolvidable.
Previo a la Maratón.
Mi mujer Ana y yo
nos presentamos en la Casa del Tío Telesforo el viernes por la noche. Javi nos enseñó con
detalle la casa, en la que todo es un homenaje a la Maratón. Cada habitación
está dedicada (y decorada) a una gran maratón (de entre las muchas que Javi ha
corrido): Marrakech, Pekín, Roma, Paris, Londres, Berlin, Nueva York,… Nuestra
habitación era la dedicada a Berlín, la número 3, que fue además el dorsal que
se me asignó para la carrera. La casa está decorada con mucho mimo, y se ve que
con mucho cariño. En el salón podemos encontrarnos una vitrina con todas las
medallas de las maratones corridas por Javi. En el sótano hay un fabuloso
gimnasio. Frente a la casa nos encontramos el Pico de la Atalaya, que supone un
reto permanente a todos los corredores que visitan la casa. Existe el reto de
conseguir el mínimo tiempo corriendo hasta la cima y vuelta, campo a través. El
record actual está en 53 minutos. El sábado por la tarde, antes de la maratón,
Javi (de nick Hinojo en el Foro de Carreras Populares) se pegó una subida de
aperitivo en menos de una hora. Javi Sanz homologa los tiempos de los que se
atreven. La casa del Tío Telesforo es un buen sitio para pasar unos días para
corredores que quieran un lugar agradable para correr, en un entorno muy bonito
y con un buen gimnasio para complementar los entrenamientos.
El sábado lo
dedicamos a turismo, que en la zona donde estamos es de muy alto nivel: La Granja,
Pedraza, Palacio de Riofrío,…
Por la noche,
cena de la pasta, organizada en la casa rural. Macarrones con tomate y pollo a
la plancha regado con cerveza y vino.
La organización.
Podríamos decir
que muy buena. Teniendo en cuenta el tipo de carrera que era, perfecta. Es una
maratón clandestina, por lo que no podemos esperar calles cerradas,
indicaciones,… Se organizaron tres grupos a tres ritmos para evitar pérdidas,
pero además uno de los participantes, Gerardo, hizo de ‘corredor escoba’. El
avituallamiento perfecto, como en las mejores carreras. Agua y bebidas
isotónicas. Control de paso en cada avituallamiento. Dorsales personalizados
(cortesía de Carreras Populares), y al final, platano, turrón, cerveza, más
agua e isotónicas y hasta trofeo de “finisher”. ¿Se puede pedir más a una
carrera así, donde además no hay inscripción?. Piscina disponible para darse un
baño al final.
La carrera.
La carrera es un
reto para cualquier maratoniano. Es un circuito en asfalto, con algunos
pequeños tramos que se corren en una vereda de tierra y con un buen desnivel.
Como decimos los corredores, “dura de cojones”.
Antes de las 8 de
la mañana, casi una hora antes, la casa andaba revolucionada. Los nervios
previos a toda maratón. Nos fuimos aglomerando corredores y familia en la
puerta de la casa, donde iba a ser la salida. Allí foto histórica. Y Javi tuvo
otro gran detalle. Nos trajo, para dar la salida, a Agustín Fernández, campeón
de España de Maratón en 1975 y dos veces olímpico de maratón, todo un lujo.
La carrera
empieza cuesta abajo, en dirección a Segovia. Pese al ambiente festivo que había
antes de la salida, los primeros kilómetros los hicimos en silencio, un
silencio un poco raro. EL ambiente estaba muy húmedo por la lluvia que había caído
por la noche, y pese a que la temperatura era agradable, la alta humedad nos
puso a sudar a todos rápidamente. El grupo que iba a 4horas 30 minutos, se
quedó rápido descolgado, pero el resto arrancamos juntos. Ibamos tan callados,
que Angelín, llegó a decir “¿qué pasa, que ya os estáis reservando para el hachazo final, cacho perros…?”. Era una
maratón de amigos, pero una carrera, aunque misteriosa, es una carrera. El
ritmo era algo más rápido de lo previsto, pero era cuesta abajo y aun no hacía
mucho calor.
Pronto nos
llevamos la primera alegría, en el km 5 con el primer avituallamiento. Allí
estaban nuestras parejas y amigos con los primeros ánimos…
AL llegar a
Segovia, primeras dudas al callejear, pero al final no había pérdida, había que
subir al Alcázar. Subir significa cuesta enorme. Primera pendiente potente
y por primera vez se rompe el grupo de delante. Nos ponemos en fila. Tremenda
cuesta. Después de coronar el Alcázar, comienza un suave descenso por el centro
de Segovia hasta llegar al Acueducto, donde empieza otra vez la pendiente hacia
arriba. Hay que “subir” hasta la granja. Para entonces un gran grupo se había
vuelto a formar en la cabeza de la carrera.
Se van sucediendo
los avituallamientos y las anécdotas.
Pasado Segovia, hacia el 20, se retiran Angelín y Antonio (Angelín iba a
correr solo 10 ó 12 porque venía tocado). Pasada la media, casi nos arrolla una
manada de vacas jaleadas por sus pastores a caballo. Cruzaban la CL-601 y a
punto estuvimos de despistarlas hacia la carretera. “Que me la montáis…!!!”,
gritaba el pastor, y qué razón tenía. En ese tramo es cuando más temíamos la
aparición de la Guardia Civíl (íbamos por un carril bici donde estaba prohibido
circular peatones), pero no aparecieron. Pasada la media, preciosa vista del
Embalse del Pontón Alto.
Y sigue la cuesta
hacia la Granja. Y se vuelve a romper la carrera. Al coronar, otro avituallamiento y enfilamos
hacia Valsaín por un precioso camino. Por equivocación cogimos un sendero
lateral (para evitar la carretera) que nos metió una cuesta de pendiente increíble,
y de propina. A la vuelta no dejamos el sendero de la carretera, claro. De
pronto, sin una nube encima de la cabeza, nos cayó un chaparrón. Javi Martín
comenta “claro, en una Maratón misteriosa, lluvia misteriosa…”. No nos vino mal
porque ya hacía mucho calor.
Al volver a
entrar en la Granja, y después del avituallamiento, enfilamos los jardines del
Palacio, dentro de los cuales alcanzamos el punto más alto de la carrera. Pese
a la dureza, un lujazo. Los guardias del Real Sitio alucinaban. Luego nos
contaron los compañeros que llegaron detrás que al final hasta hacían de guía
del camino a seguir. Al legar al Mar, nos damos la vuelta y empezamos a bajar.
Es el momento de la verdad de todas las maratones, allí donde no queda nada de
lo que echar mano, allí donde no se sienten las piernas y uno se pregunta dónde
están las rodillas.
Pero antes de
llegar a casa, la carrera tenía otra sorpresita. Entre el 34 y el 38 una cuesta
largúiiiisima. Cuando parecía que acababa, seguía y seguía. Cuando por fín
llegas al cruze que lleva a la Casa, a la meta, oigo a Javi sanz que venía
detrás “hay que dar una revuelta para completar el recorrido!” y,
efectivamente, miro el GPS y marca poco más de 41 km. Efectivamente hay que dar
una revuelta al pueblo. Y hacia allá me dirijo con Javi Martín que se había
puesto a mi lado un par de kilómetros antes. La revuelta se hizo eterna. Al
final vimos la casa y llegamos. Una más. Cansados, pero muy, muy satisfechos.
Orgullosos de haber participado en esta I Maratón Misteriosa. Al final fueron
43 km (según el GPS).

Aplausos de los
ya llegados, familia, amigos. No hay una multitud, pero nos sentimos igual de
bien. Y según van llegando los compañeros (y nuestra única compañera, la brava
Idoia), vamos acogiéndolos con cariño y aplausos. Cuando llega Julio Verdejo,
con Gerardo, últimos en llegar, estamos todos esperándoles con una ovación: “campeones,
campeones, oe, oe, oe”.
Inolvidable.
Aquí va la
clasificación de los afortunados que hemos corrido esta carrera:
1. Carlos Utrilla 3:41
2. Teo F. Conde 3:41
3. Miguel Campos
3:47
4. José Luis Ramos
3:47
5. Melchor
Sáiz-Pardo 3:47
6. Raphael Curtil
3:47
7. Andrés Fernández
3:49
8. Javi Muñoz 3:57
9. José Manuel
Torralba 3:57
10. Javi Sanz 3:58
11. Javi Martín 3:58
12. Jorge García
4:06
13. Pepe Turón 4:11
14. Emilio Diago
4:11
15. Abel de Frutos
4:11
16. Ray Naranjo 4:40
17. Luis Simó 4:46
18. Idoia Esnaola
5:01
19. Antonio Huerta
5:01
20. Gerardo Sánchez
5:35
21. Julio Verdejo
5:35
Angel Granizo
(retirado en el 20)
Antonio Jurado
(retirado en el 20)
Francisco Saavedra
(retirado en el 30)
La post-maratón.
Acabamos
celebrándolo en un asador cercano (por el que pasamos dos veces en la carrera)
con comida típica segoviana: picadillo, judiones, morcilla,… y claro cochinillo
y cordero a elegir. Por culpa de la ley
antitabaco no pudimos ver a Hinojo disfrutar de su puro de finisher, aunque si
pudimos oírle cantar un par de arias.
¿El futuro?.
Javi dice que la
II Edición es un misterio. Solo espero que si se organiza, los que ya la hemos
corrido tengamos enchufe para poder volver a correrla.