Lisboa es una ciudad con cuestas, pero cuando ví el trazado,
que partía de Cascais y entraba en la ciudad por la costa para llegar a la zona
de exposición mundial de 1998, suspiré en la idea de que en paralelo a la línea
de la costa no habría muchas cuestas y que estaba delante de una maratón plana
y sin dificultades. Nada más lejos de la realidad.
Para llegar a la salida, hay que coger un tren que salía de
Cais do Sobre. Allí quedé con un grupo de amigos a las 6h 20 minutos de la
mañana. La maratón salía a las 8h 30 minutos, pero ya se sabe cómo se pone de
nerviosa la mayoría de la gente y para estar allí una hora antes había que
asegurar el tren de las 8.30 o a lo sumo el de las 6.40. Yo tenía un buen
trecho desde mi hotel, por lo que decidí coger un taxi que me dejó allí poco
después de las 6. A esa hora yo era el único bicho raro del paisaje. Diversos
grupos urbanos un poco pasados de rosca, anidaban por allí, a veces
mansurrones, pero también con tintes de violencia cuando comentaban alguna
jugada del partido de futbol que, al parecer, habían visto la tarde anterior.
Posiblemente la mayoría esperaba a las 6.30 que era cuando abría el metro. Al
poco de llegar yo, hordas de maratonianos inundaron la estación camino del
andén del tren de Cascais, salida de la maratón.
En el tren hacia Cascais |
Con puntualidad apareció mi amigo Gerardo con un grupo de
casi una docena de viejas caras conocidas de este mundo tan particular, donde
la locura de correr 42,195 km nos une a personajes de tan distinto pelaje. En
un tren lleno de nerviosos corredores y en un ambiente de euforia tensa
impregnado de respeto, linimento, buen humor y mentiras. Porque es la hora de las mentiras: “bueno, a
ver qué hago, no tengo pensado un tiempo”, “con el dolorcillo que tengo por
aquí, no creo que pueda bajar de…”. Mentira, todo mentira.
No había parado de llover en toda la noche, por lo que el
ambiente fue caldeándose potenciándose por la elevadísima humedad. Desde la estación del tren al punto de salida, siguió lloviendo y en la zona de
encuentro ya estábamos todos con las zapatillas bastante mojadas. Mal asunto.
Eran las 7.30.
Ya en la zona de salida dejó de llover, aunque mis pies
siguieron mojados toda la mañana. Después de las fotos de rigor, chanzas,
risas, desagües y propósitos, nos metimos cada uno en un cajón (según el tiempo
esperado) y allí esperamos el comienzo de la maratón.
Selfie antes de salir |
Arrancamos ya con calor (supongo que exagerado por la
humedad) y cuesta arriba por el centro de Cascais. Después de un par de
kilómetros y varios toboganes, parecía que empezábamos a bajar y mi amigo Tomeu
dijo “de aquí a la meta cuesta abajo”. Ilusos.
Por una carretera de costa con continuas subidas y bajadas,
nos dirigimos, en efecto, hacia Lisboa. Con el sol de frente y un ligero viento
en contra afrontamos la primera media maratón disfrutando, por lo menos, de un
paisaje de costa impresionante. Disfrutando a veces, porque las cuestas no eran
precisamente repechitos.
Cuando se entra en la ciudad, a la altura de Belem, se
abandona la costa para correr por largos caminos de zonas industriales sin
público, sin paisaje y ya con muchos adoquines que ya no nos abandonarían, de
tanto en tanto, hasta el final. Para los que usamos zapatillas minimalistas
(casi sin suela) un calvario. En el kilómetro 30, cerca de Cais do Sobre otra
vez, se recupera la zona bonita de la ciudad, justo allí donde también suele
estar el amigo del Mazo. El calor, la humedad, los adoquines y un recorrido tan
rompe-piernas, hacían que en ese punto todos los que corríamos lleváramos la
cara desencajada, según me dijo Ana, mi mujer, que andaba por ahí para
animarme. La Lisboa bonita fue un espejismo, porque muy pocos kilómetros
después volvíamos al paisaje industrial para encaminarnos hacia la zona de la
exposición Universal, lugar de la meta.
En esa zona corríamos a contracorriente con los
participantes de media maratón, mucho más frescos y ruidosos. Cuando al girar
en un determinado punto, se unían a nuestro recorrido camino de meta, la
mayoría nos pasaba como si fuéramos zombies. Yo, que a duras penas mantenía mi
ritmo, pero sin perderlo, tenía la sensación de ir mucho peor de lo que
realmente iba por la cantidad de gente que me pasaba a ritmos más vivos que el
mío. Esos kilómetros, como casi siempre, como siempre, se hicieron eternos. Ese
sufrimiento que te hace prometerte que será la última vez, es el mismo que
cuando acabas te juramenta para repetir el trance buscando algunas claves que a
lo mejor olvidaste o no supiste encontrar en esta carrera. ¿Qué tiene esta
carrera que sufriendo como se sufre, te hace volver y volver una y otra vez?!.
Javi Sanz, buen amigo que va camino de su maratón número 100, dice que cuando
la maratón te pica (y no a todo el mundo le pica), enfermas para toda la vida.
Empezamos en Cascais un buen grupo de amigos. Tomeu se me
quedó pronto atrás, y después de unos kilómetros nos quedamos solos Gerardo,
Jose, Santiago y yo. Tras una parada técnica que hice pasado el 26, los perdía
a los tres. Y a falta de tres kilómetros volví a alcanzar a Gerardo, que llegando
a meta se me escapó. Aunque allí pudimos abrazarnos y compartir ese momento
mágico que es cruzar la meta de una maratón. Por ese momento es por lo que
haces todo. Por ese momento entrenas, te sacrificas, corres, sufres,…
1 comentario:
¡Buenos días!
Mi nombre es Alba y le escribo desde The Dragon Trip. He estado leyendo su blog y me parece muy interesante, ha corrido en maratones muy famosos a nivel mundial y le admiro por ello.
En The Dragon Trip, ofrecemos a nuestros clientes correr un maratón único y que pocos antes han disfrutado: el Maratón de Pyongyang, en Corea del Norte.
El director de The Dragon Trip, Alex Seigel, es también un gran fan de los maratones y ha hecho él mismo el maratón de Pyongyang.
Le enviamos el link de nuestra agencia por si quiere echarle un vistazo: http://thedragontrip.com/north-korea-tours/itineraries/pyongyang-marathon-tour/. Está todo en inglés, pero si necesita información en español, no tendríamos ningún problema es pasársela. En la página web, puede también descargarse la guía de Corea de Norte, donde puede leer la experiencia de nuestro director y mucha más información sobre el viaje.
Si está interesado, puede escribirme al email de la empresa info@thedragontrip.com . Si prefiere que le llamemos por teléfono para más dudas, no dude en escribirnos con su número de teléfono y estaremos encantados de atenderles.
Esperamos tener noticias suyas pronto.
Un saludo,
Alba Blanco Cid
The Dragon Trip - Adventure Tours
+44 (0)20 3817 5974
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