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Bahía de San DIego desde Cabrillo |
He pasado una semana en San Diego, intensa en lo profesional, pero muy relajada en lo particular. En lo profesional, un congreso de mucho nivel y muy fructífero es muchos sentidos. En lo privado, además de conocer una ciudad preciosa, pude salir a correr todos los días a orillas del mar, por su espectacular bahía. El horario de trabajo era apretado, por lo que al llegar pensé que iba a tener problemas para poder entrenar, pero vino en mi ayuda ese enemigo del viajero transatlántico: la jet lag, o el mal causado por el desfase horario. Esta vez se puso de mi parte, y todos los días, a eso de las 5 de la mañana, estaba despierto, tan fresco. Después de entretenerme un rato contestando correos electrónicos del día que ya había pasado en España, a eso de las 6-6.15, me he calzado todos los días las zapatillas y me he echado a la calle.
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Portaaviones Midway (cortesía C. Capdevila) |
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Memorial Bob Hope
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El primer día
pensé que iba a ser el único loco corriendo por las calles. Pero craso error.
Amanecía prácticamente a esa hora, y por el paseo que transcurre junto al mar
eran muchos los corredores que tenían la misma idea que yo. Había por tanto luz
y, sobre todo, una temperatura perfecta. Todos los días he disfrutado de una
salida en condiciones óptimas. Con corredores de todas las edades y muchas
mujeres (más que en España). Y en un entorno espectacular, donde además de
pasar por un memorial a los marinos caidos del crucero “San Diego” en la IIGM, el
memorial a Bob Hope, una estatua enorme homenajeando “las despedidas de los
marinos cuando salen a ultramar” con un enorme beso, se ven los barcos del
museo naval, el impresionante portaaviones Midway, los embarcaderos típicos de
madera, los puertos deportivos,…
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Kissing sailor |
Parte de mi recorrido acababa en el
aeropuerto, metido en medio de la ciudad, viendo aterrizar y despegar aviones.
Y al otro lado la flota amarrada más grande del mundo, con dos portaaviones
funcionales fondeados.
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Memorial crucero "San Diego" |
Al igual que en casi todas las grandes ciudades, al
cruzarte con otros corredores nadie te saluda. Pasa en Madrid, pero también en
Paris, Nueva York,… El último día, en mi salida de despedida, al empezar a
correr por la bahía, un corredor que estaba parado, estirando, me dijo con una
inclinación de cabeza “good morning”. Bueno, que amable, pensé, pero que raro.
A los pocos metros, otro corredor con el que me crucé me hizo una inclinación
de cabeza (manera habitual de saludar cuando vas corriendo). AL rato una chica
que corría con su perro también me dedicó un golpe de cabeza con una
sonrisa. Y luego otro más, y otro. Esto
no podía ser casualidad. Pronto caí en lo que pasaba. Me había puesto la
llamativa camiseta azul de “finisher” de la Maratón de Boston. La maratón más
prestigiosa de EE.UU. La más antigua. La más carismática. Ahora con muchas
connotaciones sentimentales para los “runners” americanos después del atentado.
Vamos, que iba corriendo con galones.
http://connect.garmin.com/activity/449328078#
2 comentarios:
Me encanta el momento que describes! qué gesto más bonito por parte del resto de corredores! me alegra que hayas disfrutado, fotos preciosas
Gracias por compartirlo con todos nosotros, por unos momentos he viajado contigo a San Diego.
Un abrazo.
PIRAÑA
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