La mejor opción para viajar a Nairobi era a través de Doha, Dakar. No solo porque el precio del
billete era el más bajo, sino porque es la ruta elegida meses atrás por Purity
y Philip. Purity es una niña de Ziwa que está pasando unas semanas en un
colegio de secundaria de Guadalajara y Philip es un atleta de élite, también de
Ziwa, que volvía a casa. Philip va a ser nuestro guía en nuestro viaje a Ziwa.
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Valle del Rift |
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Valle del Rift |
Después de
arreglar la facturación de todo el material escolar que llevábamos para el
colegio (Moiben Education Centre) nos dirigimos a la puerta de embarque para
iniciar nuestro largo camino hacia Ziwa. Viajo con mi compañero de
Departamento, y vecino de despacho, Antonio Aznar, y nuestro objetivo es el
Colegio James Moiben Education Centre en Ziwa, Kenya. Todo fue sin ningún
incidente y tras la programada escala de Doha, a las 5.45 de la mañana, más de
14 horas después de salir de Madrid, aterrizamos en Nairobi. Según salíamos y
recuperábamos nuestro material se nos hizo de día, de pronto, como pasa cerca
del ecuador. Cuando amanece parece que alguien levanta una persiana y por la
tarde, de pronto el sol cae para hacerse de noche. Y como en todos los países
sin muchos recursos, la vida está totalmente vinculada con la luz del sol, y
poco después de amanecer, todo el mundo anda ya moviéndose de un lado para
otro. En Nairobi están esperándonos, con
una vanette del colegio, unos de sus profesores (Eliné Mutai).
Al salir del
aeropuerto para atravesar Nairobi, nos encontramos ya con un tráfico denso y
bastante caótico, al uso de muchas grandes ciudades. Me viene a la memoria algo
del tráfico de Delhi, Rió o Teherán, pero con dos grandes diferencias: aquí no
hay tanto ruido y, dentro del caos, se aprecia mucha más educación en la forma
de conducir. Porque una cosa que llama la atención de los Keniatas, casi al
pisar su tierra, es que son gente muy respetuosa con los demás. Son personas
que transmiten dignidad, probablemente heredada por varias de sus etnias, entre
la que se encuentran los Masai. Dignidad en su relación con los demás, en su
manera de saludarte, en su forma de vestir, siempre aseada y en muchos casos
podría decirse que elegante (no es raro ver por un polvoriento camino a una
persona perfectamente trajeada en bicicleta). Dignidad adquirida desde su
formación en la escuela primaria, donde se inculca el respeto a los demás, a
los profesores, a su país. Donde todos, desde muy pequeños, llevan un uniforme
que les distingue como pertenecientes a un centro de enseñanza.
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Plaza de celebración independencia |
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Ecuador |
Después de
navegar una hora entre el tráfico, llegamos, todavía dentro de Nairobi, al
parque donde suelen celebrar su Independencia para esperar otros dos pasajeros
(el hermano menor de James Moiben, también maratoniano y un nuevo profesor para
el colegio). Una vez completado el pasaje de la vanette, finalmente, después de
otra media hora, salimos de Nairobi.
La distancia que
separa Nairobi de Ziwa es de unos 350 km, pero la fama que precede a las
carreteras de Kenia nos auguraba un largo viaje. MI primera impresión de las
carreteras no fue mala, pero la realidad es que nuestra pequeña furgoneta se
mueve con bastante lentitud y además van surgiendo todo tipo de imprevistos que
van ralentizando nuestra marcha, como por ejemplo muchos accidentes que
bloquean la carretera. Además paramos a desayunar, a festejar el paso de la
línea del ecuador (para comprobar cómo cambia el sentido del remolino de agua
desde el hemisferio norte al hemisferio sur, ya que allí puedes pasar de un
hemisferio a otro con un pequeño salto) y, finalmente, paramos en Eldoret para
hacer algunas compras y comer. Por el camino atravesamos en paralelo un enorme
valle donde viven los Masai, y de tanto en tanto pudimos ver a los lados de la
carretera una muestra de lo que es más
famoso de este país: su riqueza natural. Grupos de cebras, antílopes, pequeñas gacelas, jabatos, algún mandril.
Eldoret es la
ciudad más grande de la zona de Ziwa y me recuerda a muchas ciudades
construidas por todo el mundo alrededor de una calle principal que la
atraviesa. La ciudad es un hervidero a la hora de comer, con un bullicio enorme
en sus tiendas, mercadillos, restaurantes. Todo ello le confiere un cierto
parecido con las ciudades frontera del antiguo oeste americano. Allí tuvimos
que parar para comprar el uniforme de Purity, que volvía para empezar el curso
(que en Kenia se inicia en Enero). De
Eldoret y sus alrededores han salido los atletas que poseen el 70% del total de
las mejores marcas mundiales registradas por la federación internacional de
atletismo en fondo en carretera. En esos “alrededores” está Ziwa. Para alguien
que corre maratones, este lugar es un poco mítico. Nos encontramos en un
extenso altiplano cerca de los 2000 m de altitud.
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Eldoret, tierra de campeones |
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Letrero a la entrada del colegio |
Al poco de salir
de Eldoret abandonamos el último asfalto de las carreteras para adentrarnos en
pistas de tierra, por las que se hace difícil circular, caminos que nos
llevarán, a las 5.30 de la tarde (12
horas después de salir del aeropuerto, más de 20 horas después de salir de
Madrid) al Colegio James Moiben, en Ziwa. Ha sido un largo camino, y aunque
algo cansado, llegamos contentos. Allí
nos esperaba un gran y emotivo recibimiento.
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