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Clases de secundaria |
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Profesores del colegio |
La vanette nos
dejó en la puerta del colegio. Allí nos esperaba el Presidente de la Fundación
del colegio, el Director, la mayoría del cuerpo de profesores y los alumnos
formados en dos filas, empezando por los más pequeños, que apenas andan solos,
y acabando por los más mayores de la escuela de secundaria. Nos ponen en el
cuello una orla de bienvenida y tras saludarnos y regalarnos una jícara de
cuero (para conservar la leche, símbolo de bienvenida en Africa), fuimos
caminando, escoltados por las dos columnas de estudiantes, hacia el interior de
la explanada del colegio. Ese tránsito se hizo con canticos donde algunas
mujeres proponían un estribillo y todo el mundo contestaba al más puro estilo
que caracteriza los cantos negros y que derivaron en el góspel americano.
Philip, Antonio y yo, huéspedes desde entonces del colegio, empezamos a sentir
la emoción del momento. La comitiva desembocó en el patio del colegio, donde en
un mástil estaba plegada, en la parte más alta, la bandera de Kenia. Con gran
protocolo, una escuadra de estudiantes de los de más edad, procedieron a arriar
la bandera de Kenia al son de su himno nacional cantado por todos los
estudiantes y profesores. Después, en honor a nosotros, se izó la bandera
española.
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Plantando un arbol |
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Firmando en el libro de honor |
Acto seguido,
también escoltados de la misma manera, incluyendo los cánticos, se nos llevó a
otro lugar del colegio a plantar tres árboles, uno por invitado. Árboles que
nos recordaría para siempre en sus corazones. Todas las personas que ellos han
considerado importantes en su corta vida como institción, han plantado allí un
árbol que los recuerda. Después, reunidos en el aula de mayor tamaño, se
cantaron varias canciones en nuestro honor y se procedió a pronunciar varios
discursos de bienvenida y de agradecimiento por nuestra parte. Antes de una
rápida visita al colegio, firmamos en los libros de honor del Colegio y
mantuvimos un pequeño encuentro con el cuerpo de profesores. Nunca antes he
recibido un honor tan precioso, tan sentido y tan sincero. Muchas veces para
honrar a quienes pensamos merecen nuestra honra, no es necesario grandes pompas
y fastos. Solo se necesita transmitir cariño y cordialidad.
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Jicaras para leche |
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Asamblea |
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Dando las gracias |
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Probando el proyector |
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