domingo, 29 de enero de 2012

El largo camino a Ziwa (capitulo 2/6. La bienvenida)

Clases de secundaria

Profesores del colegio


La vanette nos dejó en la puerta del colegio. Allí nos esperaba el Presidente de la Fundación del colegio, el Director, la mayoría del cuerpo de profesores y los alumnos formados en dos filas, empezando por los más pequeños, que apenas andan solos, y acabando por los más mayores de la escuela de secundaria. Nos ponen en el cuello una orla de bienvenida y tras saludarnos y regalarnos una jícara de cuero (para conservar la leche, símbolo de bienvenida en Africa), fuimos caminando, escoltados por las dos columnas de estudiantes, hacia el interior de la explanada del colegio. Ese tránsito se hizo con canticos donde algunas mujeres proponían un estribillo y todo el mundo contestaba al más puro estilo que caracteriza los cantos negros y que derivaron en el góspel americano. Philip, Antonio y yo, huéspedes desde entonces del colegio, empezamos a sentir la emoción del momento. La comitiva desembocó en el patio del colegio, donde en un mástil estaba plegada, en la parte más alta, la bandera de Kenia. Con gran protocolo, una escuadra de estudiantes de los de más edad, procedieron a arriar la bandera de Kenia al son de su himno nacional cantado por todos los estudiantes y profesores. Después, en honor a nosotros, se izó la bandera española.
Plantando un arbol

Firmando en el libro de honor


Acto seguido, también escoltados de la misma manera, incluyendo los cánticos, se nos llevó a otro lugar del colegio a plantar tres árboles, uno por invitado. Árboles que nos recordaría para siempre en sus corazones. Todas las personas que ellos han considerado importantes en su corta vida como institción, han plantado allí un árbol que los recuerda. Después, reunidos en el aula de mayor tamaño, se cantaron varias canciones en nuestro honor y se procedió a pronunciar varios discursos de bienvenida y de agradecimiento por nuestra parte. Antes de una rápida visita al colegio, firmamos en los libros de honor del Colegio y mantuvimos un pequeño encuentro con el cuerpo de profesores. Nunca antes he recibido un honor tan precioso, tan sentido y tan sincero. Muchas veces para honrar a quienes pensamos merecen nuestra honra, no es necesario grandes pompas y fastos. Solo se necesita transmitir cariño y cordialidad.
Jicaras para leche

Asamblea

Dando las gracias

Probando el proyector

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