lunes, 4 de noviembre de 2019

Maastrich, ciudad fronteriza



Existen ciudades donde se juntan las fronteras de varios países (en Europa tenemos algunas). Son ciudades muy peculiares, porque a lo largo de la historia van amalgamando un cultura diversa y enriquecedora, donde el trasiego de personas, ideas, mercancías, … enriquece mucho la vida de los que allí habitan. A cambio tienen que pagar un cierto peaje por ser lugar de paso, pero esto es un mal menor comparado con el beneficio que implica estar en el borde de varios países. Una de esas ciudades es Maastrich, ciudad holandesa prácticamente metida en Bélgica y en Alemania, tanto que sus habitantes se sienten ciudadanos de la llamada euroregión Mosa-Rin (Maastrich-Aachen-Lieja-Hasselt). Es una ciudad que recuerda poco a las típicas ciudades holandesas del norte, llenas de canales que los hacen característicos de las ciudades de Holanda. Lo que si tiene es un gran río, el Mosa (Maas, en holandés, que da nombre a la ciudad “Cruce del Mosa”). Maastrich entró en nuestras vidas cuando en 1992 se firmó allí el Tratado de la Unión Europea. Ese año, esta pequeña ciudad de menos de 200.000 habitantes pasó a la historia del siglo XX.

 ¿Por dónde correr en Maastrich?. Como en todas las ciudades con río, esta es la primera y mejor opción. Hay un pequeño parque al sur, que se queda muy pequeño, y el centro histórico, muy bonito, se queda también corto para un buen entrenamiento. Pero como siempre en estas ciudades, el río sale en nuestra ayuda. Es un río grande, con riveras preparadas para andar o correr durante kilómetros y numerosos puentes que unen ambos lados.