domingo, 31 de mayo de 2015

Adios, compañeras

Nos conocimos hace poco más de un año, en San Diego, y hemos compartido casi 2500 kms. Muchas horas juntos, de esfuerzo, de satisfacciones, de decepciones, dias buenos y días malos, sol, lluvia, frío, calor. Fuisteis las primeras de vuestra clase y me habéis dado un servicio excelente. Más que ninguna otra que os haya precedido. No se os puede pedir más. Pero habéis llegado al límite, al final del trayecto. Todo tiene un comienzo y también un final. Y hay que dar paso a una nueva generación. Con todo el dolor de corazón os tengo que abandonar allí donde os encontré, en San Diego. Otras nuevas os van a reemplazar, pero sin olvidar quién les abrió el camino. Yo, desde luego, nunca os olvidaré.