viernes, 20 de junio de 2014

Maraton de Nueva York, premio Príncipe de Asturias de los Deportes: se les ve el plumero.

La Fundación Príncipe de Asturias ha concedido este año 2014 el premio en la categoría de Deportes a la Maratón de Nueva York. El fallo reconoce la destacada trayectoria de la prueba deportiva que se inició en 1970 y que ha trascendido hasta convertirse en un acontecimiento de integración social, espíritu ciudadano y repercusión mundial. El jurado del galardón también estima que los organizadores de la popular prueba han "contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión del deporte”. El jurado del Premio, considera que el Maratón de Nueva York "simboliza la mejor convivencia entre el deporte aficionado y el profesional", que aglutina a más de 50.000 participantes".
Efectivamente, puede afirmarse todo lo anterior sin sonrojo, pero, ¿realmente los organizadores de la Maratón de Nueva York pueden considerarse depositarios de los valores que se definen en los que has de ser candidatos al galardón? Recordemos:
"la persona, institución, grupo de personas o de instituciones que, además de la ejemplaridad de su vida y obra, hayan conseguido nuevas metas en la lucha del hombre por superarse a sí mismo y contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión de los deportes".
¿Cuántas organizaciones de eventos podrían cumplir con esta propuesta? Igual que la maratón de NY, de igual manera está la NBA, la organización de la Super-Bowl, el mundial de futbol,… Todos ellos contribuyen con su esfuerzo, ¿de manera extraordinaria?, al perfeccionamiento, cultivo, promoción,… Efectivamente, todas ayudan a la difusión del deporte, pero sin olvidar que todas, todas, son un negocio privado muy lucrativo, donde la excusa del deporte sirve para conseguir un objetivo totalmente respetable que es el lucro de una determinada organización o grupos de personas. Desde el momento que la organización de esos eventos deportivos buscan como principal objetivo el lucro, en mi opinión, la contribución al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión del deporte queda apantallada en el concepto de “esfuerzo” y “de manera extraordinaria”. Para mí la palabra “esfuerzo” y el concepto “de manera extraordinaria” no está asociado al mega-lucro económico y los intereses asociados con la Maratón de NY, o la NBA, la Super-bowl,… Hay muchas entidades y deportistas ejemplares que cumplen con las bases del premio y que, por el contrario, lo hacen sin ánimo de lucro. Obviamente no son tan mediáticas. Pero quizás más ejemplares. Si la fundación de los premios quiere transmitir a la sociedad que se quiere realmente premiar “esfuerzo extraordinario”, debiera evitar premiar organizaciones cuyo fin último es conseguir dinero, aunque colateralmente conlleven una excelente promoción del deporte.  Eso sí, estos nombramientos aseguran más portadas en medios de comunicación que otras de menor “relumbrón mediático”, y aquí es donde se le ve el plumero a la Fundación: ¿se elige a los premiados por sus méritos, o por la repercusión mediática que los premiados pueden proporcionar? ¿Estamos premiando el esfuerzo, o premiamos a quién nos puede dar más repercusión internacional? Francamente, vista la lista de premiados, abunda mucho de esto último.
Yo he corrido la maratón de NY y, posiblemente, si hoy corro maratones es porque un día vi por la televisión el puente de Verrazano lleno de corredores. Pero para correr la maratón de NY hay que ser un privilegiado, porque además de la forma física que requiere su preparación, es necesario tener una buena cantidad de dinero. Si no hubiera miles de privilegiados capaces de gastar esa buena cantidad de dinero todos los años, la maratón de NY no existiría. Para premiar el esfuerzo de muchos deportistas ejemplares merecedores del Premio Príncipe de Asturias no es necesario contar con la capacidad económica de miles de privilegiados que corren por NY cada año. Señores miembros de la Fundación Príncipe de Asturias, sean ejemplares con sus nombramientos, y no dejen se les vea el plumero. Este premio, pulcramente justificado, es una bofetada para muchos deportistas ejemplares.