domingo, 20 de octubre de 2013

100 km Pedestres de la Comunidad de Madrid: vergonzoso

Hoy se han celebrado los XXVII 100 km Pedrestres de la Comunidad de Madrid. En principio sobre un “llamado” circuito cerrado de 10 km al que había que dar diez vueltas, en el barrio de Vallecas. Nuestro entrenador, Antonio Gallardo, histórico corredor popular de Madrid (no hace falta aquí recordar su curriculum como corredor, pero solo recordar que es uno de los pocos corredores que ha corrido todas las maratones de Madrid y el único de ellos aun capaz de correr una maratón por debajo de 3 horas). Antonio ya ha corrido otras veces 100 km (hace un par de años fue segundo absoluto en los 100 km Madrid-Segovia) y no abandona una carrera por cualquier motivo.
Antonio llevaba preparando meses esta cita y estaba ilusionado porque llegaba preparado y pensaba que podía hacer un buen papel (y como decimos en nuestro mundo “pillar cacho”).
Todo el grupo se entrenamiento se ha volcado hoy en la carrera, tratando de animarle y compañarle a lo largo del trayecto. Ha sido un ejemplo más de cómo el atletismo, siendo un deporte individual, también es un deporte de equipo.  Y todo se ha visto frustrado por la desastrosa organización, una vez más auspiciada por la R.F.E.A., que parece que en vez de velar por los intereses de los corredores se preocupa mucho más de figurar y “pillar”. Hoy, por 35 euros de inscripción, una camiseta normalita, escaso avituallamiento y lo más alucinante, un circuito abierto al tráfico. En la mayoría de los tramos, ni siquiera unos conos que protegieran a los corredores. A primeras horas de la mañana, con el tráfico escaso, no existía riesgo para los corredores, pero a medida que avanzaba la mañana de domingo, en un país sin cultura de carreras populares (“ya están aquí estos gilipollas corriendo y dando por saco en el tráfico”)  los nerviosos conductores, incluyendo autobuses y camiones de la basura, atosigaban cada vez con más peligro a los corredores.  Los pocos policías municipales, no solo no daban preferencia (y protección) a los corredores, sino que ¡a veces paraban a los corredores en un cruce para que pasaran los coches!. Algo inaudito en un campeonato oficial.
Después de siete vueltas, setenta kilómetros, y de un par de incidentes con peligro con conductores nerviosos, Antonio se ha retirado. No lo han retirado ni el cansancio, ni los calambres, ni una lesión. Lo ha retirado una calamitosa organización auspiciada por la R.F.E.A. Para colmo no le dejaron pasar por el arco para acabar la séptima vuelta, acogiéndose a una estricta aplicación de la normativa de la carrera. Ya podían haberse acogido a otros principios que aseguraran la seguridad de los corredores.

Una vez más, una vergüenza. Lo siento Antonio, no te merecías esto y ellos no se merecían tenerte en esta carrera.