sábado, 8 de junio de 2013

UC3Marathon: más que una pasión compartida.

Cortesía de Carlos J. Bernardos

Ayer celebramos la comida de fin de temporada en casa de Pepa. Ya es una tradición que todos los años, al acabar el curso, Pepa nos invita a comer una paella (precedida por cuantiosos aperitivos y casi siempre un salmorejo). Entre todos llevamos para beber, y Carlos (el Teleco) suele preparar su ya reputado tiramisú. Este año acompañado de bizcocho y filloas. 

Nos hemos juntado más de quince “miembros” del grupo y una vez más ha sido un rato fabuloso con bromas, risas, buena comida y bebida, compañerismo,… Poco a poco hemos ido configurando un grupo muy variopinto, donde convivimos personas de todos las esferas de la Universidad, junto con amigos que nada que tienen que ver con la Universidad, pero que han sido atraídos y absorbidos por el grupo y que ya son parte nuestra. 

La vida Universitaria es compleja, llena de trampas, recelos, a veces traiciones y falta de compañerismo, especialmente entre personas de diversos estamentos y distintas culturas universitarias. En UC3Marathon coincidimos personas de todas las esferas y todas las culturas (al menos de la Escuela), y somos más que un grupo que comparte la pasión por correr. Hemos llegado a ser el sueño teórico de lo que debiera ser la “actividad prototipo extra-curricular universitaria”, lo universal, que aglutina en un mismo proyecto estudiantes, profesores, personal administrativo,… Y hemos llegado hasta aquí no solo sin la ayuda de las estructuras y autoridades académicas, sino a pesar de ellas. Hemos conseguido superar la inercia negativa de las jerarquías (para los que curiosamente a veces parece somos una molestia) para llegar a configurar un grupo compacto, solidario, motivado,… creo que podría decir que ejemplar. La rivalidad solo aparece cuando se cruzan apuestas con torrijas (otra de nuestras tradiciones). Somos amigos que compartimos los triunfos (los buenos resultados de uno son de todos), las decepciones (los malos resultados los asumimos todos), las lesiones (las lesiones de uno también son de todos) y por supuesto muchos buenos momentos. La semana que viene muchos del grupo correremos una carrera por la casa de campo y después nos regalaremos un picnic debajo de un pino, donde volveremos a echar unas risas.

Ayer echamos de menos a los que no pudieron estar con nosotros, porque como en esas familias que se quieren, cuando falta alguien el resto añora la ausencia. Pero también disfrutamos de los nuevos “atletitas” (como nos llama Antonio, nuestro entrenador y en parte responsable de lo que somos) que han compartido por primera vez esta tradición y que enriquecen, y mucho, el grupo.

¡Qué suerte tengo por ser parte de este grupo!.