martes, 16 de abril de 2013

Yo también soy bostoniano


La Maratón de Boston no es una maratón cualquiera. Hay muchas circunstancias que la hacen especial. Es la maratón popular más antigua del mundo, la maratón moderna pionera (se corre desde 1897). Es la única de las grandes maratones que se corren ‘en línea’, lo que imposibilita que se puedan batir records homologados. Es una de las maratones con mayor participación femenina (normalmente más de un 40%). Se corre en lunes, el día de los Patriotas (el tercer lunes de Abril de todos los años), día donde se conmemoran algunas batallas de la guerra de la independencia.  Es, creo, la primera maratón que impuso para participar tiempos de cualificación, por lo que no es sencillo poder correrla. Boston es, en definitiva, una gran carrera por muchos motivos, lo que hizo que fuera incluida desde el principio en las Marathon Majors (hoy son seis maratones en el mundo con esta categoría, además de Boston, Nueva York, Chicago, Londres, Berlín y Tokio).

Hace tres años corrí la Maratón de Boston (fue ‘mi primera Major’) y fue una experiencia única. No solo la Maratón en sí misma, sino todo lo que viví en el entorno de la Maratón fue inigualable: la organización, los voluntarios, la ciudad volcada en la carrera. Porque es en Boston donde uno se da cuenta cómo una ciudad se puede integrar en una carrera, más que la carrera en la ciudad. Allí todo el mundo vive la Maratón, mucho más que en ningún otro sitio. La Maratón es parte de Boston, y de los bostonianos.  Viven la maratón como algo muy especial y más de medio millón de personas jalean y empujan desde el ganador hasta el último en cruzar la meta.  En la crónica que escribí a mi vuelta de Boston, reviví como pude presenciar, más de ocho horas después de empezada la prueba, a la última persona en cruzar la meta. Era una mujer muy mayor, anciana. La carrera estaba oficialmente cerrada. Sin cronómetros, sin voluntarios esperando. Pero la ciudad respetó el circuito y la llegada hasta que ella cruzó el arco de meta, protegida por un coche de policía y aplaudida por cientos de personas que aún estaban allí animando.

El atentado de la Maratón de Boston, no solo ha matado y herido a personas. Estoy convencido de que la ciudad se siente virtualmente  agredida y todos se sienten víctimas, porque su Maratón, su carrera, ha sido atacada. Después de haber participado en esa carrera, de donde me traje tantos buenos recuerdos, tantas buenas sensaciones, yo me siento, para siempre, ciudadano de Boston. Y este atentado también lo siento contra mí. Hoy más que nunca yo también soy bostoniano.