sábado, 26 de enero de 2013

Correr bajo cero: Helsimborg, Suecia


 Varias veces ha corrido en Suecia, especialmente en Helsinborg. Por motivos de trabajo, de vez en cuando he venido a esta pequeña ciudad sueca que está en frente de su homónima danesa, Helsingorg. Una pequeña lengua de agua separa las dos ciudades, los dos países. De cuando en cuando, se hiela y se puede pasar andando. Cuando hicieron el puente (de Malmo) que une estos dos países, parecía que este hubiera debido ser el lugar apropiado, pero al parecer aquí las corrientes son grandes  y el mar muy profundo. Aún les queda el ferry para pasar al otro lado. Al lado del ferry está el Hotel Marina Plaza, un hotel muy agradable con bonitas vistas y una sauna con vistas al mar en la quinta planta. Muchas veces he dormido en este hotel y siempre entro y me voy con buenas sensaciones. Tiene un gran patio interior, que de día es muy luminoso y de noche es acogedor. EL hotel está junto al puerto desde el que, pasando junto un antiguo edificio de aduanas, se puede pasear (y correr) por un camino junto al mar que acaba convirtiéndose en algo parecido a un paseo marítimo. Este paseo conduce a la pequeña playa de Helsimborg, playa que invaden los suecos tan pronto sube un poco la temperatura y sale el sol. He corrido muchas veces en Suecia, pero casi siempre (excepto una vez en Höganäs que corrí con nieve) con buen tiempo. Esta vez, con una ola de frío recorriendo Europa, de forma excepcional, estamos a -7, -10 ºC… Venía preparado para tal temperatura, o al menos yo lo pensaba, pero la compañía aérea con la que vine, decidió por mi que esta semana no iba a correr. Y tenía ganas de correr por muchos motivos, entre otros comprobar si era posible correr ‘a gusto’ a esa temperatura. Después de cuatro días, por fín mi equipaje llegó, y con él mis pertrechos para correr con frío: mayas, verdugos, guantes, ropa térmica… Uno de mis colegas también corría y decidimos aventurarnos juntos.

Antes de salir había que decidir cuantas capas ponerse y de qué ropa. Ambos optamos por una primera capa de ropa de alto nivel antitérmico, segunda capa también de manga larga (tipo sansilvestre-vallecana) y una tercera capa cortavientos (estábamos al lado del mar). Por abajo yo pensaba ponerme doble maya, pero mi compañero no tenía y le cedí una de las mías. Por supuesto guantes, gorro, verdugo,….

Echamos a correr por el puerto  y el paseo marítimo a ritmo de 5 min/km y pronto, aunque parecía mentira, entramos en calor. Era ya de noche (en Suecia anochece en invierno en seguida) y el termómetro marcaba -7ºC.  Corrimos bajo un cielo raso lleno de estrellas, con Dinamarca de fondo, en dirección al palacio de Sofiero, pasando por la playa, dejando atrás las caseta-sauna junto al mar y desembocando en el carril bici de la carretera, hasta llegar a la entrada del palacio. Luego regresamos por el mismo camino. Quizás porque íbamos con miedo a pasar mucho frío, lo cierto es que no lo pasamos y resultó muy agradable. Al quitarme la ropa, tenía los muslos ‘como quemados’ del frío, pero al rato mis piernas recuperaron su color habitual. A la mañana siguiente, muy temprano repetí la experiencia (algo menos de distancia) pero con -10ºC. Misma ropa, pero peores sensaciones. Esos tres grados parece que son  ‘otro nivel’, y pasé más frío en las manos y piernas (soportable).  Bueno, pues prueba superada. Con buena ropa, sí que se puede correr con, al menos, ‘este’ frío. Después, en el hotel, nos esperaba la sauna.

Aqui tenéis el recorrido.