He participado en 7
Maratones de Madrid, la primera en el año 2004 y la última el pasado domingo.
Si dejamos a un lado el aspecto sentimental de que “es la maratón de mi
ciudad”, en las primeras ediciones que corrí me sentí muy orgulloso de lo que
considero “mi maratón”. Una buena organización, un trato al corredor correcto,
muy buena bolsa del corredor, trato cariñoso en la llegada, buen
avituallamiento en meta,…
Desde esas primeras
participaciones (y no han pasado muchos años) veo con gran preocupación cómo la
carrera se está convirtiendo en un gran negocio (no sé exactamente para quien),
donde el trato a los corredores de maratón se ha deteriorado de forma
exagerada, y donde el boca a boca de las redes sociales están convirtiendo la
Maratón de Madrid en una carrera totalmente desprestigiada, eso si, entre los
corredores. Pero no se olviden que una gran maratón no la hacen nunca los
medios, sino los corredores.
Dejando a un lado las
cosas positivas (que aún quedan), centrémonos en las negativas. A los que
corremos maratón, no nos gustan muchas de las cosas que están sucediendo en
esta carrera.
No nos gusta la
manipulación de cifras. Entendemos lo importante que es la foto de la Castellana
llena de corredores, pero no entendemos cómo se manda el mensaje a los medios
de que “26000 personas correrán la maratón”, cuando mucho menos de la mitad
realmente se atreven con la distancia. Entendemos que es una manipulación burda
que a la larga perjudica a la carrera. Además, no nos gusta una salida
compartida con gente que corre a otros ritmos y que claramente nos perjudican a
los que debiéramos ser los protagonistas (los maratonianos). En otras maratones
donde se hacen coincidir varias carreras, las salidas no son al mismo tiempo
para no perjudicar a los maratonianos. Ya es bien conocido en el mundo de las
maratones la manipulación de cifras de la Maratón de Madrid (desde hace años),
donde la diferencia entre los supuestamente inscritos y los que acaban es muy
distinta (el pasado domingo, entre las tres carreras no acabaron más de 20000
de 26000 supuestos inscritos).
No nos gusta el trato
que nos dan en la Maratón de Madrid. A la pifia del “guardarropa a distancia”
del año pasado, se ha pasado al esperpento de este año. Doce (¡¡¡DOCE!!!)
furgonetas para alojar bolsas de más de 20000 personas hicieron que la gran
mayoría de corredores pasaran más de media hora peleando por dejar sus cosas
(impidiendo llegar a los cajones de salida con el tiempo suficiente que
requiere una carrera de este tipo). Muchos no llegaron a tiempo a la salida.
Muchos iniciaron la carrera cargando con sus pertenencias que tuvieron que
dejar en el camino a algún familiar o amigo. Y en la llegada, el guardarropa
parecía un mercadillo donde cualquiera se podía llevar cualquier bolsa. Todas
nuestras cosas tiradas por el suelo (menos mal que al final no llovió) sin
ningún control ni vigilancia (ya hay videos en youtube que dan auténtica
vergüenza). ¿Esa es la gran imagen que queremos transmitir?.
Si se ponen corrales
de salida, hay que poner controles a la entrada de los corrales. Si no ¿para
qué? ¿Y de que sirven los corrales si los ritmos de 10k. media y maratón son distintos?.
Hemos pasado de tener
una de las mejores “bolsas del corredor” a la bolsa más cutre que recuerdo de
todas las maratones que he corrido. De los tiempos en los que había varias
camisetas, regalos, chubasquero, mochila,… a la bolsa de este último maratón
donde lo único que había además de la camiseta es una jarra con pegatina. Y el
detalle más cutre:¡un solo imperdible para colocar el dorsal!
Cuando uno llega a la
meta después de 42,195 km espera varias cosas. Lo primero que te abriguen y,
sobre todo, conseguir tu medalla. Para los maratonianos populares la medalla
del maratón es el bien más preciado. El pasado domingo se acabaron las
medallas. Cientos de corredores, muchos de ellos extranjeros, se fueron sin
medalla jurándose no volver nunca más. Y en todos los maratones, la medalla “te
la ponen”, no te la tiran envuelta en una bolsa. Y esperamos un avituallamiento
suficiente y bien organizado. Después de una maratón no estás para hacer colas
y el domingo, las colas para coger un zumito o una barrita eran de cientos de
metros. Yo opté por no hacerlas. Todavía recuerdo los tiempos en los que había
caldo caliente y una buena cerveza esperándote.
Y no nos gusta el
recorrido. Ya sabemos la cantinela de la orografía de Madrid. Pero siete
kilómetros por la casa de campo y preparar el final de la carrera cuesta arriba
no tiene sentido (más que para el burócrata que diseña sobre plano). Solo
organizando la carrera al revés se ganaría mucho, pero claro, eso implicaría
cortar más tiempo el tráfico. Mucho me temo que acabaremos dando dos
vueltas por Madrid Rio para no molestar.
Me parece estar oyendo los argumentos de que en lo fundamental (atención médica, servicios,...) es una "buena maratón", pero hasta en eso nos estamos quedando atrás: cabinas W.C. cerradas en el recorrido, patinadores sin reflex ni vaselina a partir de la mitad de la carrera, ausencia de apoyo sanitario en todo el recorrido de la casa de campo (ni un solo ciclista, ni un solo patinador,...). Es cierto que un cáncer de la carrera son los corredores con dorsales falsificados que sin ninguna consideración utilizan todos los servicios (e incluso entran en meta con todos los honores), pero eso no es excusa para una organización que debe ser capaz de controlar este problema.
Me parece estar oyendo los argumentos de que en lo fundamental (atención médica, servicios,...) es una "buena maratón", pero hasta en eso nos estamos quedando atrás: cabinas W.C. cerradas en el recorrido, patinadores sin reflex ni vaselina a partir de la mitad de la carrera, ausencia de apoyo sanitario en todo el recorrido de la casa de campo (ni un solo ciclista, ni un solo patinador,...). Es cierto que un cáncer de la carrera son los corredores con dorsales falsificados que sin ninguna consideración utilizan todos los servicios (e incluso entran en meta con todos los honores), pero eso no es excusa para una organización que debe ser capaz de controlar este problema.
¿Por qué no aprenden
de cómo las grandes maratones cuidan a los corredores? Y no hace falta que se
vayan a las grandes Maratones. Dense una vuelta por la maratón de Barcelona, la
de San Sebastián, la de Sevilla, Castellón,… Nos dan mil vueltas.
Qué pena. Es la
Maratón de mi Ciudad y no puedo hablar bien de ella.