domingo, 23 de septiembre de 2012

A dos semanas de la maratón de Chicago


Las maratones se empiezan a correr mucho antes del día D. Yo empecé a correr maratones el día que, andando por mi ciudad, me crucé con una de ellas. Me prometí a mi mismo que algún día completaría una Maratón. Por aquel entonces, no solo no corría de forma habitual, sino que la idea de correr una maratón completa, 42,195 m, era algo que caía fuera de mi imaginación (nunca había conseguido correr más de 8 ó 10 kilómetros).  Como el objetivo vital era correr UNA maratón, ¡porqué no soñar con correr la Maratón de Nueva York! Esa imagen de miles de corredores por encima del que todos pensamos es el Puente de Brooklyn (y que resulta que es el de Verrazano) es muy atractiva e invita a pensar “algún día yo estaré ahí”. Pero yo no estaba dispuesto a hacer el ridículo en Nueva York, por lo que con cierta prudencia, me tracé un plan a largo plazo que incluía correr alguna maratón menos “importante” para ver si era capaz de, al menos, acabar. Y así fue como me inicié. Y utilizo la palabra “inicié”, porque el mundo de las maratones puede convertirse en una religión, o si no, en un modo de vida. En mi caso así ha sido. Para mí, hoy, correr maratones es una forma de vida que me permite vivir de forma saludable, con un peso bajo control, con ilusiones por superar retos y dentro de un universo donde conozco personas y lugares excepcionales. Una forma de vida que completa plenamente mi actividad profesional y familiar.

Tras correr varias maratones en España, decidí que ya estaba en disposición de intentar correr una Major. Y me planteé el reto personal de correr las cinco Majors. Londres, Nueva York y Boston pedían marca. Berlín y Chicago no. En mi reto personal incluí que correría esas grandes maratones por méritos propios, es decir, que en aquellos casos donde se pidiera una marca personal, así lo haría. Y siempre pensando en que en el futuro podría lesionarme o perder la forma, me conjuré para abordar esas maratones que requieren marca en primer lugar. Y así corrí, primero Boston y luego Nueva York. Eso ocurrió el año 2010. Para ello tuve que correr una Maratón por debajo de 3 horas 30 minutos, algo que no hubiera soñado cuando inicié mi camino maratoniano en el año 2004, pero que a base de muchas horas de entrenamiento y motivación conseguí en la Maratón de Oporto en Octubre de 2009. Aquél 3h 30m me abrieron las puertas de Boston, y Boston las de Nueva York. Pero aun estaba lejos de las 3h 15m que me piden en Londres. Llegó, por tanto,  el momento de Chicago y Berlín, con la mente puesta en la marca que necesito para Londres. Las dos son Maratones “planas”. El año 2011 iba a ser el año de Chicago, pero un compromiso profesional en las fechas de la maratón hizo que Berlín se colara en el camino. En Berlín rebajé mi tiempo muy cerca de 3h 20m, por lo que el objetivo de las 5 Majors parecía acercarse. El 2012 va a ser el año de Chicago.

Hace unos meses acabé mi maratón numero 18 (mi sexta maratón de Madrid). En Madrid corrí mi primera maratón, aquella que iba a ser mi única maratón. El reto de una vida. Pero cuando el virus de la maratón te contagia, la maratón se incrusta en tu vida y es difícil vivir de espaldas a ella. Y ya no mides en meses o estaciones, sino en maratones. En Madrid bajé mi tiempo de Berlin, y ya estoy a menos de cuatro minutos de los 3.15 que necesito en Londres. Cuando llegaba a meta, como siempre que se acaba una maratón, se mezclaron sentimientos muy contrapuestos. Dolor en las piernas, pero satisfacción y felicidad por la marca conseguida. Atrás quedaban, una vez más, no solo 42.195 metros, sino meses de entrenamientos, series, tiradas largas, sacrificio. Había vuelto a merecer la pena. Pero entre esos pensamientos emergió uno con fuerza: cuantos segundos por kilómetro tendría que correr más rápido en Chicago para conseguir mi objetivo. Cómo tendría que mejorar mi entrenamiento para llegar a Chicago un poco mejor. En el último suspiro de la Maratón de Madrid estaba empezando a correr la Maratón de Chicago.

Una Maratón se empieza a correr mucho antes del día D. Yo empecé a correr la Maratón de Chicago hace meses.