Las maratones se empiezan a correr mucho antes del día
D. Yo empecé a correr maratones el día que, andando por mi ciudad, me crucé con
una de ellas. Me prometí a mi mismo que algún día completaría una Maratón. Por
aquel entonces, no solo no corría de forma habitual, sino que la idea de correr
una maratón completa, 42,195 m, era algo que caía fuera de mi imaginación
(nunca había conseguido correr más de 8 ó 10 kilómetros). Como el objetivo vital era correr UNA
maratón, ¡porqué no soñar con correr la Maratón de Nueva York! Esa imagen de
miles de corredores por encima del que todos pensamos es el Puente de Brooklyn
(y que resulta que es el de Verrazano) es muy atractiva e invita a pensar
“algún día yo estaré ahí”. Pero yo no estaba dispuesto a hacer el ridículo en
Nueva York, por lo que con cierta prudencia, me tracé un plan a largo plazo que
incluía correr alguna maratón menos “importante” para ver si era capaz de, al
menos, acabar. Y así fue como me inicié. Y utilizo la palabra “inicié”, porque
el mundo de las maratones puede convertirse en una religión, o si no, en un
modo de vida. En mi caso así ha sido. Para mí, hoy, correr maratones es una
forma de vida que me permite vivir de forma saludable, con un peso bajo
control, con ilusiones por superar retos y dentro de un universo donde conozco
personas y lugares excepcionales. Una forma de vida que completa plenamente mi
actividad profesional y familiar.
Tras correr varias maratones en España, decidí que
ya estaba en disposición de intentar correr una Major. Y me planteé el reto
personal de correr las cinco Majors. Londres, Nueva York y Boston pedían marca. Berlín y Chicago no. En mi reto personal incluí que correría esas grandes
maratones por méritos propios, es decir, que en aquellos casos donde se pidiera
una marca personal, así lo haría. Y siempre pensando en que en el futuro podría
lesionarme o perder la forma, me conjuré para abordar esas maratones que
requieren marca en primer lugar. Y así corrí, primero Boston y luego Nueva
York. Eso ocurrió el año 2010. Para ello tuve que correr una Maratón por debajo
de 3 horas 30 minutos, algo que no hubiera soñado cuando inicié mi camino
maratoniano en el año 2004, pero que a base de muchas horas de entrenamiento y
motivación conseguí en la Maratón de Oporto en Octubre de 2009. Aquél 3h 30m me
abrieron las puertas de Boston, y Boston las de Nueva York. Pero aun estaba
lejos de las 3h 15m que me piden en Londres. Llegó, por tanto, el momento de Chicago y Berlín, con la mente
puesta en la marca que necesito para Londres. Las dos son Maratones “planas”. El
año 2011 iba a ser el año de Chicago, pero un compromiso profesional en las
fechas de la maratón hizo que Berlín se colara en el camino. En Berlín rebajé
mi tiempo muy cerca de 3h 20m, por lo que el objetivo de las 5 Majors parecía
acercarse. El 2012 va a ser el año de Chicago.
Hace unos meses acabé mi maratón numero 18 (mi sexta
maratón de Madrid). En Madrid corrí mi primera maratón, aquella que iba a ser
mi única maratón. El reto de una vida. Pero cuando el virus de la maratón te
contagia, la maratón se incrusta en tu vida y es difícil vivir de espaldas a
ella. Y ya no mides en meses o estaciones, sino en maratones. En Madrid bajé mi
tiempo de Berlin, y ya estoy a menos de cuatro minutos de los 3.15 que necesito
en Londres. Cuando llegaba a meta, como siempre que se acaba una maratón, se mezclaron
sentimientos muy contrapuestos. Dolor en las piernas, pero satisfacción y
felicidad por la marca conseguida. Atrás quedaban, una vez más, no solo 42.195
metros, sino meses de entrenamientos, series, tiradas largas, sacrificio. Había
vuelto a merecer la pena. Pero entre esos pensamientos emergió uno con fuerza: cuantos segundos por kilómetro tendría que
correr más rápido en Chicago para conseguir mi objetivo. Cómo tendría que
mejorar mi entrenamiento para llegar a Chicago un poco mejor. En el último
suspiro de la Maratón de Madrid estaba empezando a correr la Maratón de
Chicago.
Una Maratón se empieza a correr mucho antes del día
D. Yo empecé a correr la Maratón de Chicago hace meses.
Qué gran entrada Torcas. Quien te conoce sabe que realmente la maratón forma parte de tu vida, porque contagias su magia a los que aún no la sentíamos. Siempre recordaré que fuiste tú quien sembró en mí la semilla del maratón y ya he vivido tres, no te lo podré agradecer lo suficiente, pero sí desearte lo mejor de corazón. Espero que Chicago sea como lo habías soñado y aún así logre sorprenderte. Un besazo
ResponderEliminarGracias guapísima, lo que si es un privilegio es contar con amigas como tu. ¿Nos vemos en la carrera de la ciencia? Un besote
ResponderEliminarDa gusto leerte Jose, como se van cumpliendo tus objetivos y sobre todo como disfrutas de este modo de vida. Enhorabuena por ello, y a seguir disfrutando, ya sea en Chicago o donde te lleven las piernas.
ResponderEliminarUn abrazo.
PIRAÑA.
Precioso, Jose, me ha encantado... Sólo he vivido un maratón, pero espero vivir muchos más.
ResponderEliminarMuchísima suerte en Chicago, que lo pases de lujo, que ese espolón se porte, que seguro que lo hace y que seas feliz.
Un besote y un abrazote.