sábado, 2 de julio de 2011

Dresden, correr por el parque


La primera vez que visité Dresden fue poco tiempo después de la caída del Muro. Era una ciudad muy gris, donde aún quedaban muchos vestigios del aspecto típico de las ciudades comunistas tan parecidas entre sí por una arquitectura sin ningún tipo de imaginación y dudosa funcionalidad. Incluso aún estaban reconstruyéndose algunos de los edificios históricos totalmente destruidos durante la segunda guerra mundial. Porque Dresden fue una de esas ciudades alemanas totalmente destruidas por los bombardeos de la segunda guerra mundial. Poco antes de acabar la guerra, un bombardeo aliado acabó con la ciudad en una acción que fue muy difícil de entender porque la sufrió la población civil con la guerra prácticamente acabada. Con esfuerzo y dedicación (a veces con una gran ayudad de la comunidad internacional) la parte histórica de la ciudad fue reconstruida y hoy podemos verla como si no hubiera sido destruida. El centro histórico, conocido como “el joyero”, es realmente magnífico, con edificios barrocos muy al estilo centroeuropeo, con edificios que perfectamente podrían estar en Praga o Viena. Dresden además tiene el encanto de las ciudades gobernadas por la presencia de un gran río (el Elba), que en parte divide la ciudad nueva de la vieja. La vista desde la parte nueva de la zona histórica es hermosísima, tanto de día como de noche, donde los principales edificios están iluminados. Dresden es un destino turístico seductor, poco conocido, pero con atractivos como la Opera (una de las mejores de Alemania) con un edificio histórico muy conocido porque es protagonista de un famoso anuncio de televisión de cerveza. Dresden además es un gran centro universitario, con una gran densidad de institutos de investigación, especialmente en el área de Ciencia e Ingeniería de Materiales.


Correr por el centro de Dresden, ciudad sin altibajos, es muy agradable. Incluso correr por las riberas del río Elba, que nos da la oportunidad de ver la ciudad desde distintas perspectivas. Pero además de estos posibles recorridos, Dresden tiene una joya para los corredores. Un parque en mitad de la zona más vieja que permite aislarse por completo de la ciudad. Es un área verde, con una población de árboles, tan densa, que hay zonas donde el sol no llega nunca al suelo. El parque tiene más de dos kilómetros de largo y uno de ancho, pero por su interior hay muchas veredas que se separan de los caminos principales y que permiten hacer muchos kilómetros en un entorno totalmente verde. Claros con césped, estanques, algún edificio singular (como el Palacio ubicado justo en el centro),… El parque también acoge el pequeño Zoo de la ciudad. Hay momentos donde corres como si estuvieras en mitad del campo. Si vais por Dresden, no olvidéis llevar las zapatillas.