domingo, 5 de septiembre de 2010

Dos meses para Nueva York


La primera vez que visité Manhattan, me parecía que ya había estado allí. Cualquier aficionado al cine, ha visto innumerables secuencias en películas donde se ven edificios, vistas, entornos de esta ciudad. Por eso cuando paseas por primera vez por sus calles no te sientes extraño. Parece que ya has andado por allí, y aunque parezca mentira sientes un poco que esa ciudad es tu ciudad. He vuelto a Nueva York muchas veces. Y tengo recuerdos imborrables de mis visitas a Nueva York. Allí he estado con mi mujer y mis hijos, con amigos, con compañeros de trabajo. También con personas que me han hecho daño. EN Nueva York me he encontrado algún famoso paseando por la Quinta Avenida, he visto un desfile del orgullo Gay, he regateado en el barrio chino, he visto jugar al baloncesto en sus calles, he vivido la mayor tormenta con rayos de mi vida, he pasado frío y calor, jugar y apostar partidas rápidas de ajedrez en la esquina del parque Washington, he visitado todos los puntos de referencia (incluyendo las torres gemelas antes y después del 11 S), la pista de hielo del Rockefeller Centre, he tocado el piano gigante de Fao Swartz, subido al Empire (de día y de noche), he comprado un diamante en la calle 47, me he comido un perrito en la calle, he visto donde mataron a Lennon,… y siempre que vuelvo, regreso a muchos de estos lugares, bien porque me apetece, bien porque hago de guía gratuito para los amigos con los que suelo viajar. Cuando estoy solo, suelo regresar a mis sitios favoritos (que cada vez cuento menos porque con los años te vuelves egoísta). Y nunca me canso de volver a esa ciudad, que es de todos, porque así lo ha querido el cine.

También he corrido por Nueva York. Siempre que viajo, voy con mis zapatillas y he tenido la suerte de correr por sus calles y avenidas, y por Central Park. Correr por Nueva York, es cumplir con el sueño de cualquier corredor, porque también el cine ha convertido en un icono el correr por esta ciudad. Y la ciudad respeta a los que corren, sabiendo que es un atractivo más de la ciudad. Y Central Park está hecho para correr por sus calles y rincones. Nunca te sientes solo corriendo por Central Park. Siempre hay gente corriendo, da igual la hora o el día.

Y otro sueño de cualquier corredor es correr algún día la Maratón de Nueva York. Esa imagen repetida todos los años por televisión de miles de corredores atravesando sus puentes es un poderoso imán para los que corremos como afición. Y esa multitud animando por las calles y sobre todo al entrar en Central Park…

Tengo la suerte de estar a dos meses de ese sueño, que no es tan fácil de conseguir. Ya estoy metido de lleno en la preparación de esa carrera, para que si llego al corral de salida, poder disfrutar al máximo de esa experiencia. Ya pienso en las muchas etapas que todavía me quedan por cubrir para estar en ese corral: entrenamientos, carreras, viaje, feria del corredor, madrugón, ferry de Staten Iland, las carpas,… Pienso vivirlas todas con toda la intensidad que pueda, porque luego todo pasa muy rápido. Empecé a correr maratones para poder estar algún día en ese corral.

Si no me ocurre nada imprevisto, espero correr la Maratón de Nueva York dentro de dos meses y dos días. Será mi maratón número 13, mi segunda Major después de Boston. Ya vuelvo a tener esas mariposas en el estómago.