viernes, 19 de marzo de 2010

Un mes para Boston

Queda un mes exacto para la Maratón de Boston. Si todo va bien, será mi primer ‘major’. Cuando se prepara una maratón no se debe saltar ningún entrenamiento. Ese es uno de los atractivos de las maratones; uno se plantea un objetivo importante y eso te obliga a disciplinarte. Hoy, además es fiesta y el próximo domingo tengo una de esas citas anuales obligadas (la carrera Intercampus, organizada por mi Universidad). Este año corre la Intercampus mi amigo Keniata James Moiben. Mañana sábado toca descansar. Por tanto hoy me tocaba entrenar si ó si. Pero hoy era uno de esos días en los que me apetecía mucho entrenar. Posiblemente en mi cabeza estaba todo esto mezclado. Me he despertado, he seleccionado una camiseta, calcetines, pantalón,… me he puesto el cronómetro y me he echado a la calle. Está cubierto pero no hace frío. Tampoco calor. Al rato de empezar a correr ha empezado a caer una lluvia, tan fina, que sin mojar refrescaba. Parecía que corrías por una nube. San José por la mañana, fiesta en Madrid. Casi nadie por las calles. Tu y tus zapatillas. Oyes tus pies golpeando el suelo. Oyes tu respiración. Oyes tus pensamientos. Cuando entreno por un recorrido conocido, mucho antes de salir, lo visualizo y cuando voy corriendo, voy recorriendo también ese trazado mentalmente. Hoy me sentía tan bien, que quería que no acabara nunca. Al llegar el cronómetro marcaba 62 minutos. He hecho mi rutina de estiramientos, he comprado el pan, el periódico, churros y me ha ido a casa a desayunar. Mañana quedará menos de un mes para Boston.