lunes, 6 de diciembre de 2010

I Maratón de Málaga


La Maratón es una carrera muy seria que no puede minusvalorarse. Y yo he afrontado esta demasiado sobrado. Después de correr en NY hace un mes, donde todo estaba preparado para una motivación muy elevada. Donde todo me fue bien, pese al cansancio que se arrastra por la propia organización de un viaje largo. Donde pese a sufrir al final, pude mantener un ritmo aceptable que me permitió bajar mi mejor tiempo,… Después de aquello, a solo un mes, me he puesto esta mañana en la línea de salida como quien va a correr una carrera de barrio. He cuidado muchos de los detalles previos, pero el hecho de correr en casa (Malaga, Nerja es como mi casa) y después de una experiencia tan deslumbrante como la de NY, no he afrontado esta maratón con la motivación adecuada.

Hace un año corrí Zaragoza en una situación parecida (dos semanas después de Oporto, donde viví una experiencia también impresionante, y donde también hice mi mejor tiempo). Pero arranqué la carrera con tanto miedo por no saber cómo iba a responder mi cuerpo con tan poca recuperación, que corrí a un ritmo muy por debajo de mis posibilidades. Entonces llegué muy fresco a la meta, un poco por debajo de 4 horas, igual que hoy. Pero hoy he sufrido como no sufría desde que corrí la Maratón de San Sebastián, hasta ahora mi maratón más dura. La experiencia Oporto/Zaragoza, transmitió a mi mente que todo es posible y si entonces me fue bien después de dos semanas, ¿por qué iba a tener problemas hoy después de un mes de recuperación?. Pero la Maratón, cuando no se la respeta, no perdona. Decidí salir a 5 minutos/km, para tratar de llegar en 3h 30m, 3h 40m a todo lo más. No debí intentarlo. Por la media maratón, ya notaba bastante pesadez en las piernas. A partir del 25, pasé a ritmos de 5min 15s (mal asunto). Y hacia el 28 apareció el muro. 6 minutos por km. Dolor, sufrimiento. 6/30, para acabar a 7 minutos por km, casi andando. AL final, el sonido del estadio puso algo de energía en mis piernas y pude entrar con cierta diligencia, volviendo a correr en 6 minutos/km. 3 horas, 52 minutos, 16 segundos…


Esta primera Maratón de Málaga (ya era hora que esta gran ciudad tuviera su maratón) ha estado muy bien organizada (perfecta entrega de dorsales, buen avituallamiento (agua cada dos km, isotónicas, fruta variada –plátanos, naranjas, manzanas,…-), buen trato del corredor, buenos regalos, medalla de “finisher”, buen avituallamiento en meta, vestuarios, duchas,… Todo perfecto, excepto la parte que tiene que ver con los políticos locales. Estos no entienden que una maratón es un valor añadido de la ciudad, y la condenan a recorridos alejados del centro, recorridos que machacan mentalmente al corredor. Hemos pasado hasta cuatro veces (en dos direcciones) por gran parte del paseo marítimo, a lo largo de larguísimas rectas, que son lo peor desde el punto de vista de la motivación. UN buen trozo por zonas del extrarradio de la ciudad, y únicamente un par de kilómetros por el precioso centro de Málaga. La ciudad no tiene costumbre de Maratón, por lo que la animación ha sido mínima. Prácticamente nadie, salvo en los aledaños del estadio desde donde se salía y se llegaba. En bastantes kilómetros, convivíamos con los automóviles que preñaban el carril paralelo al que corríamos. Coches parados con los motores en marcha, emitiendo humos y cabreo en forma de, a veces algún improperio contra la carrera, a veces algún concierto de cláxones. Una maratón es una fuente de riqueza para una ciudad (que se lo digan a todas las grandes ciudades con grandes maratones, que discurren por la mejor zona de las ciudades; ¿si Paris, Londres, Berlín, Nueva York, Boston, Chicago,… pueden paralizarse por la maratón?¿Porqué no Málaga o San Sebastián, por poner dos ejemplos en España?).

Como siempre, en su conjunto, una gran experiencia. La Maratón te pica y te envenena. Y van 14. Y ya pienso en la siguiente.