domingo, 27 de julio de 2008

Trotando por Kunming, Yunnan, China

Acabo de volver de Kunming, China. Solo pude ponerme las zapatillas un día y fue una experiencia breve. Ante las sorprendidas miradas de los chinos con los que me cruzaba (no solo veían un occidental barbudo, ¡sino en mallas cortas y corriendo!) a los diez minutos empezó a caerme una manta de agua que me obligó a volver al hotel (no quería empapar las zapatillas, por si acaso). En diez minutos, por lo menos, experimenté la fatiga que supone correr a 2000 metros de altura (Kunming está en la región se Yunnan, una región al este del Tibet y a unos trescientos kilómetros del trópico).
Durante los días que estado en Kunming, apenas he visto ‘occidentales’, lo cual supone una experiencia interesante. Nada más salir del hotel, te encuentras en un mundo donde nadie comprende la lengua que hablas, con lo cual te encuentras solo y dependiente de ti mismo. Las ciudades chinas ya han caído en la estética capitalista: grandes almacenes ‘occidentales’, tiendas ‘occidentales’, comida rápida ‘occidental’. Cuando estos países se vuelven capitalistas, se creen que el capitalismo es EE.UU. y se lanzan a imitar lo que ellos creen que comen y visten los norteamericanos. Cualquiera de los productos que se pueden adquirir en cada una de esas repletas tiendas ‘occidentales’, necesitan del dinero de uno o más salarios medios chinos, y aun así se ve un consumismo exacerbado, lo cual significa que debe existir una enorme economía sumergida. Eso si, en cuanto te alejas de la ciudad, ves un campo donde se fumiga a mano y aun se ven arados romanos y ni una sola máquina agrícola en los inmensos campos de arroz y cereales.
Me han llamado la atención los chinos en china. Hasta ahora solo había visto chinos en nuestro entorno occidental, nunca los había visto en su propio entorno. Son muy ruidosos, tanto en la risa como en la bronca; escupen, y cuando digo escupen, me estoy refiriendo a un inmenso estruendo gargárico que puede oírse a más de cien metros antes de que lancen el fruto de la expectoración al exterior; si estás en medio de su camino, te arrollan sin contemplaciones; ensucian mucho, pero también hay mucha gente limpiando, por lo que hay un cierto equilibrio de limpieza-suciedad; en muchos sitios no te tratan como cliente, sino como algo que les molesta; el tráfico es caótico (al estilo más puro de Asia, exceptuando Japón); y es francamente frustrante tratar de comunicarte con ellos (ellos no hablan inglés y tu no hablas chino). Sin embargo a veces te muestran su cara amable, y entonces son muy amables y te sorprenden.
La región de Yunnan es preciosa. Montañas y valles, campos de arroz y tabaco, el bosque de piedra (una de las maravillas naturales más impresionantes del mundo),… Y como está a una altitud apreciable y cerca del trópico, goza de un clima fantástico todo el año (le llaman a Kunming la ciudad de la eterna primavera). Si alguien quiere conocer una China ‘distinta’, es un sitio recomendable de visitar.